CON PRECAUCIÓN Sergio mejía Cano
Una versión del porqué “El famoso 33”
Por Sergio mejía Cano
En días pasados se dio a conocer en diversos medios informativos, así como portales de internet que el presidente Andrés Manuel López Obrador había enviado una iniciativa de ley para reformar el artículo 33 constitucional, en donde el principal motivo es ya no tener que expulsar del país a extranjeros supuestamente indeseables o que se entremetan en asuntos políticos internos del país.
Se dice que como ya no son los tiempos de principios del siglo XX a los actuales en cuanto a posibles intromisiones que personas de otros países pudieran hacer mediante reflexiones o comentarios respecto a asuntos domésticos, pues ahora debe prevalecer la libre manifestación de las ideas y, obviamente, la libertad de expresión de todo tipo. Y si bien el constituyente de 1916-1917 determinó asentar el párrafo referente a la expulsión de extranjeros en la Constitución de 1917 debido a acciones como las que tuvo el entonces embajador de los Estados Unidos de Norteamérica, Henry Lane Wilson, de quien se dice fue el artífice para llevar a cabo el golpe de estado en contra de Francisco I. Madero y, desde luego, para en caso de que algún traidor mexicano tuviera la idea de ir por un soberano extranjero para imponerlo como emperador, tal y como lo habían hecho en el siglo XIX cuando trajeron a Maximiliano.
Está documentado que a algunos extranjeros de ambos sexos se les llegó a aplicar este artículo constitucional y que igualmente, a lo largo de su implantación, otros tantos extranjeros llegaron a ser amagados con aplicárselos; aunque por lo regular muchas de las veces no pasaron de ser meras amenazas.
Tal vez debido a esto, en varias ciudades de la República Mexicana existieron y existen algunos comercios con el nombre de “El famoso 33” y, si bien algunos de ellos ya han desaparecido, aún persisten algunas tiendas comerciales en algunas partes del país, sobre todo las que comercian con ropa y telas.
Comentan antiguos tepiqueños que allá a finales de los años 30 y principios de los 40 del siglo pasado, llegó a Tepic, Nayarit, un hombre de origen asiáticos, de apellido Wu, muy emprendedor que se dedicaba al comercio, por lo que puso una tienda de ropa y telas en la esquina de las calles Lerdo y Veracruz, en pleno Centro Histórico de la capital nayarita, precisamente frente a la Plaza Principal, tienda comercial a la que le puso por nombre El famoso 33; una tienda que de inmediato fue de las preferidas por los habitantes de la ciudad y de otras partes del municipio y de más allá.
El señor Wu, al ir creciendo la ciudad de Tepic, compró un terreno en la esquina que hoy conforman las calles Zapata y Guadalajara, al oriente de la ciudad, un terreno en el que aún quedan algunas edificaciones que los vecinos del entorno aún les siguen llamando como las casas del chino. Por la calle Guadalajara hubo una báscula para transporte de carga, así como otros locales comerciales los que hoy en día ya muchos se encuentran en ruinas por la calle Guadalajara, al lado de donde estuvo dicha báscula para trocas de carga y que ahí siguen los vestigios.
Cuando el chino Wu comenzó a hacer migas con los vecinos de la calle Zapata y Guadalajara y agarrar confianza, se le preguntó por qué le había puesto a su tienda de ropa El famoso 33, que si era porque se decía que Cristo había sido crucificado a esa edad o si por sumar ambos números daba seis y con otros dos números seis agregados, daba el también famoso 666 o por qué otra razón. Así que quienes llegaron a platicar con este chino de apellido Wu, entre los que hubo varios antiguos ferroviarios, por la cercanía de la estación del ferrocarril y que por lo mismo vivían en el entorno al terreno y vivienda del chino, les comentó que en cuanto puso su tienda y otros negocios, otros comerciantes locales, nayaritas y jaliscienses, le querían hacer la vida imposible debido a que mucha gente prefería acudir a sus tiendas y demás negocios, pero sobre todo, a la tienda de ropa y telas, por lo que tal vez por envidia o algo más, los comerciantes locales le decían al chino que lo iban a demandar para que le aplicaran el artículo 33 de la Constitución, pues les estaba quitando el pan de la boca a los demás comerciantes; sin embargo, como el chino ya estaba bien establecido en el país y además, era mexicano por nacimiento; aunque de padres chinos, nada le hicieron esos amagos de que lo expulsarían del país y, como a cada rato le citaban el famoso artículo 33, le dio la idea para poner ese número en su razón social.
Sea pues. Vale.
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