LA PRUDENCIA EN LA VIDA
Por Juan Alonso Romero
La prudencia en la vida política, como en la social, es el arte de discernir entre el bien y el mal. Literatura de Sociología.
LA PRUDENCIA EN SOCIEDAD
El ser humano – hombre o mujer – que se ha formado sanamente, con principios y valores, sabe de lo importante que es la vida humana. Para atenderla, cuidarla, mejorarla y preservarla. Junto con ella, hacerlo también con todo que le da el sustento: aire, agua y entorno ecológico. Cuidando al planeta completo, como hábitat natural de nuestra especie y de las especies que conviven con nosotros. Ese es un principio racional, necesario y conveniente de prudencia. De sentido común, regla elemental para preservar la vida y a la sociedad. De prudencia, para no chocar con nada.
NO AGRESIONES NI VOLENCIA
Todo lo que daña a la vida humana y a su entorno, la agrede. E incluso, puede violentarla, como la contaminación, deforestación, incendios o abuso en el uso de los recursos naturales. Pero también, en una mala relación o mala convivencia con los otros. Que se traduce en violencia intrafamiliar o hacia la sociedad. Es por eso, que todas las religiones condenan la violencia del hombre en contra del hombre. El ataque a los semejantes, a la convivencia sana, o la alteración de la paz y la tranquilidad del individuo, la familia y la sociedad. Todo eso, viola las reglas elementales de la prudencia.
EL HOMBRE EN EL CENTRO DE LAS COSAS
El ser humano, hombre o mujer, son en nuestro planeta, el centro de las cosas. El objetivo de la mejora en todos los sentidos. Es el principio básico, que permitió el surgimiento del renacimiento – del Siglo XIV al XVI – y del humanismo. Donde florecieron las artes, las letras, la poesía, la arquitectura, la escultura, el urbanismo, la cultura. Esta fue una etapa de la humanidad, que merced a sus bondades, marcó el puente entre la Edad Media y la Edad Moderna, que nos acercó a gozar más y mejor de los bienes de la civilización. Poniendo a la cultura, como parte básica de ser ciudadano del mundo. El seguir la huella prudente de la enseñanza de los clásicos griegos o latinos. Entendiendo como tales – clásicos – a ser dignos de ser imitados, seguidos o tomados como modelos o maestros.
EL FIN SUPERIOR
El cuidado de la paz pública, el rechazo de la corrupción y de la violencia, llevan necesariamente al Estado de Derecho. Al cumplimiento estricto de las leyes, por autoridades y ciudadanos. A cero tentación de polarizaciones, confrontaciones o discrecionalidades de parte de las autoridades hacia los ciudadanos. A gobiernos abiertos a la información, la transparencia y la rendición de cuentas. Permitiendo la auditoria ciudadana total. Respetando la integridad del tejido social. Ese estado de Derecho, se llama Prudencia Política. Donde el fin superior, es el ciudadano y no el gobernante. Ni tampoco el poder. Bajo la regla de oro, de prudencia política para no chocar con nadie. Ni convertir en enemigo a nadie.
ES MEJOR EL DIÁLOGO
Entre el Estado y los particulares. Estado y empresas y empresarios. Estado y sindicatos. Estado y partidos políticos, lo preferible es que todas las diferencias, pasen por el sano filtro del diálogo. De la opción incluso, de las negociaciones. Donde ambas partes ceden algo de lo que pueden, para que los entendimientos y los arreglos se den. Eliminando la rispidez abierta de las diferencias estridentes, que llenan las calles, las plazas públicas o los medios de comunicación. Donde las posturas pueden llegar incluso a radicalizarse a tal grado, que la posible ruptura es inminente. Con grave daño a la opción de salidas honrosas. Así se resuelven los paros, las huelgas y todos los desencuentros con connotación económica y hasta política. Dentro del diálogo sano y respetuoso, todo es posible, todo cabe. Todo tiene posibilidades de entendimiento y de solución.
LA MEJORA Y LA FELICIDAD
El respeto a las leyes – Estado de Derecho – por parte del poder, es básico para que haya mejora en la vida personal, familiar y social. En virtud de que la palabra “confianza”, atrae siempre a las inversiones nacionales y extranjeras. Permitiendo el crecimiento y el desarrollo económico, generadores de riqueza y empleos. Ese respeto, es prudencia, porque es acato a los compromisos de campaña y a un resultado electoral que honrar. Pues la finalidad superior de gobernar, es procurar la mejora y la felicidad del ciudadano, su familia y la de la sociedad. Siendo así también, que el acato a las leyes, es civismo y al mismo tiempo, es prudencia. Para gobernantes y para gobernados. La prudencia en primera instancia, es un llamado al sentido común, al razonamiento elemental de que todo problema debe de plantearse de buena fe, para ver las posibilidades reales de solución. Sin que ninguna parte arrincone a la otra. O una de ellas, esté en el plano de tener que buscar resolver “lo imposible”, que sería a toda costa una confrontación.
juanalonsoromero@outlook.com
Nota.- Se publica en el Periódico Meridiano de Nayarit, el día martes 31 de mayo de 2022.
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