LA SERPENTINA: POR GUILLERMO AGUIRRE
Decir la verdad en este país en el que vivimos, puede significar perder un empleo o perder cosas valiosas
Pues vaya semana de quejas contra servidores públicos que tuvieron a bien manifestar su derecho a la libertad de expresión, y eso molestó a quienes, obvio, resultan afectados por sus palabras.
Pero antes de comentarles de estas personas, debo decirles que la verdad, nunca ha sido aceptada por beneplácito por muchos de los seres humanos.
Primero déjenme decirles que la verdad es la coincidencia entre una afirmación y los hechos, o la realidad a la que dicha afirmación se refiere1 o la fidelidad a una idea. El término se usa en un sentido técnico en diversos campos como la ciencia, la lógica, las matemáticas y la filosofía.
El uso de la palabra verdad abarca asimismo la honestidad, la buena fe y la sinceridad humana en general; también el acuerdo de los conocimientos con las cosas que se afirman como realidades: los hechos o la cosa en particular;2 y, finalmente, la relación de los hechos o las cosas en su totalidad en la constitución del Todo, el Universo.
Las cosas son verdaderas cuando son «fiables», fieles porque cumplen lo que ofrecen.
Pero fíjense, si no siquiera hay acuerdo en el concepto de lo que es la verdad, pues este término no tiene una única definición en la que estén de acuerdo la mayoría de los estudiosos y las teorías sobre la verdad continúan siendo ampliamente debatidas. Hay posiciones diferentes acerca de cuestiones como: Qué es lo que constituye la verdad. Con qué criterio podemos identificarla y definirla. Si existen las revelaciones o la verdad puede alcanzarse tan solo mediante la experiencia, el entendimiento y la razón. Si la verdad es subjetiva u objetiva. Si la verdad es relativa o absoluta. Y hasta qué grado pueden afirmarse cada una de dichas propiedades.
En la semana que está por terminar, dos personas emitieron su opinión, sobre un tema determinado, y ambas fueron satanizadas por los grupos que se vieron afectados por dichas opiniones.
Uno de estos personajes, fue el señor DANIEL SEPULVEDA, a quien le preguntaron sobre lo ocurrido en plaza Manglar, en donde un par de homosexuales que sin razón alguna, sin necesidad legal, usando solamente el protagonismo y el lucimiento de sus desviaciones, empezaron a besarse apasionadamente dentro de un bar de plaza manglar, lo que motivó que el encargado de dicho bar, les pidiera que abandonaran el lugar, ya que el momento no era propicio para andar presumiendo sus desviaciones personales. Esto desde luego enardeció a la comunidad gay, que se molestaron y como protesta fueron a darse besos, lesbianas con lesbianas y gays, con gays, presumiendo pues sus inclinaciones que ellos mismos llaman gustos diferentes.
Desde luego que el dueño o los encargados del bar, estaban en su derecho de sacarlos, finalmente el negocio no era de gobierno, sino un negocio privado, en donde siempre los responsables se reservan el derecho de admisión, así funcionan todos los negocios de capital privado, pero como les digo, ser claros, y pedirles a los homosexuales apasionados que no se lucieran con sus desvíos, pues molestó a los que son de la misma especie, cuando el subsecretario de derechos humanos, sólo expresó su opinión respecto de un tema que le preguntaron, no se qué ley obligue a DANIEL SEPULVEDA, a fingir lo que no siente.
El otro problema, lo dio la joven LORENA VILLARREAL RODRÍGUEZ, que es titular de la atención para los pueblos indígenas, y quien en un foro, dijo que los indígenas son violentadores de sus mujeres, que no son diferentes al resto del mundo, por lo que no está bien que los vean como individuos indefensos, ya que tienen la misma capacidad que los no indígenas, y claro que esto molestó a algunos líderes de etnias y otros personajes, que sin duda han medrado a su favor, con asuntos de los indígenas.
Lo cierto es que las personas no están preparadas a veces para escuchar la verdad, alguna vez el Vasco JAVIER AGUIRRE, cuando era entrenador de la selección mexicana, luego de haberla calificado para ir a un mundial, se le ocurrió decir a la prensa que nuestra selección no daba para mucho, y que si acaso llegaba no la eliminaban en las primeras dos eliminatorias, ya era mucho, y en efecto nunca se equivocó, pero se le fueron al cuello para que no anduviera diciendo la verdad…la verdad pues, no peca pero incomoda…hasta el lunes
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