CON PRECAUCIÓN
Maestrías y doctorados no son nada más para el magisterio y la medicina
Por Sergio Mejía Cano
En la entrega anterior en donde nos referíamos a la enfermería y el magisterio, algunas personas me han llamado la atención respecto a que al hablar de maestras y maestros nada más me enfoqué a profesoras y profesores, siendo que hay personas que ostentan maestrías en otras materias, profesiones y especialidades, por lo que el día del maestro, se debe de aplicar a todas esas personas que son maestras en cualquier rubro y no nada más a quienes pertenecen al magisterio en sí.
¡Claro que sí! Reconozco que existen otras personas que son maestros en sus profesiones o en determinada especialidad; sin embargo, el común denominador y, por lo que se creó esta celebración, se fundó más en el personal del magisterio más que en las demás maestrías, por lo que se establece el 15 de mayo como el día del maestro, haciendo alusión a profesoras y profesores, así no tengan o cuenten con alguna maestría; porque también hay que reconocer es prácticamente es una costumbre de la mayoría de la población llamar como maestra y maestro a quienes imparten clases. Aunque hoy en día, en que se dice que estamos en la era de cristal en donde acepciones antes aceptadas abiertamente por lo que indican, se dice que hay docentes que imparten clases en alguna facultad y, que por lo mismo se les denomina como catedráticos, muchos de ellos ahora se molestan si les llaman, ya no digamos profesores o maestros, sino que exigen que se les diga precisamente catedráticos.
Pero, ¿qué pasa con aquellas personas que, a pesar de impartir clases no cuentan con ninguna maestría en lo absoluto? Pues para una gran parte de la población son maestras y maestros, de todos modos; por lo que es probable que, para mucha gente les tenga sin cuidado si quienes les imparten clases a sus hijos tienen alguna maestría o no, así que, tanto para padres de familia como a sus propios alumnos, de todos modos, son maestras y maestros. ¿O no es así?
Desde luego que hay de maestros a maestros, pues los hay hasta en quienes no tienen ninguna maestría oficial, como en quienes se aplica lo que coloquialmente se conoce como “la práctica hace al maestro” y, esto lo podemos ver y comprobar en el ámbito de la construcción, en donde un peón de albañil al paso de los años se le llega a denominar, si no como maestro, sí como “maistro” o también ya más comúnmente, como maestro de la cuchara.
Entre grupos sociales, quien domina al zacatito vacilador ampliamente, sus cuates de inmediato lo llaman maestro; igual, es común que en algunos de estos grupos sociales se llamen entre sí como maestro o general, sobre todo, en aquellos que lideran algún grupo o dominan a punta de golpes o también, se le llama maestro al que destaca en algún grupo por tener más conocimientos de cultura general y al que acuden sus otros compañeros cuando algo se les atora o tienen algún problema y que acuden al sabiondo en busca ya sea de consejo o cómo hacerle o a quién acudir en determinado caso.
Si bien se dice, y se dice bien que no es ético escribir sobre asuntos personales en una columna de opinión, en ocasiones es necesario para dar un contexto de lo que se trata de explicar o dar a entender. Así que, en mi caso particular, reconozco que hasta la edad de 17 años de edad, una tía me corrigió la palabra intemperie, de tiempo ambiental, porque a esa temprana edad me oyó decir “interperie”, lo que me hizo comprender aquello que nos había dicho una maestra en la secundaria: nunca deja uno de aprender y que hasta un niño de preescolar nos podía enseñar algo, por más rucos que llegáramos a estar o ser.
Algo similar me ocurrió ya cuarentón, cuando en 1993, Ernesto Zedillo Ponce de León sustituyó como candidato presidencial por el PRI al malogrado, Luis Donaldo Colosio Murrieta, pues oí que se le comenzaba a decir “doctor” y, hasta entonces relacionaba esa palabra nada más con quienes ejercen la medicina; sin embargo, mi querida y bien recordada hermana, Carmen, al oírme cuestionar por qué le decían doctor, si no era médico, me corrigió diciéndome que, así como hay maestrías, también hay doctorados en determinadas materias, profesiones y especialidades, por lo que a Zedillo Ponce de León le decían doctor, porque lo era en economía, así como los hay también en Derecho o en la misma medicina que era lo más regular que los hubiera y, desde luego, que en otras profesiones.
Así que, en este caso del magisterio, felicidades a todos los maestros del rubro que sean; así como a los doctores, por sus maestrías y doctorados.
Sea pues. Vale.
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