CON PRECAUCIÓN
Enfermería y magisterio, dos profesiones de las más sacrificadas
Por Sergio Mejía Cano
El pasado lunes 12 del presente mes de mayo se celebró en nuestro país el día de la enfermera, de acuerdo a su celebración a nivel mundial por el día de la enfermería, por lo que, obviamente, también se consideran a los enfermeros. Y el día de hoy, 15 de mayo, se celebra el día del maestro. Enfermería y magisterio, profesiones de lo más admirables y respetables para la mayoría de la gente.
Aunque hubo un tiempo, en los inicios ya oficialmente de la enfermería, allá por el siglo XIX, que esta no era una profesión como tal, sino más bien una ocupación o un oficio, tema que, en el gobierno de Enrique Peña Nieto se volvió a retomar en el 2014, pronunciamiento que levantó un gran disgusto no nada más en el gremio médico, sino en gran parte de la población en nuestro país, pues esa gran parte de la población está consciente de que ser enfermera o enfermero no es enchílame otra, sino que, al igual o peor del magisterio, es una de las profesiones más sacrificadas para quienes la ejercen y más, porque son los que están más expuestos a todo tipo de infecciones al hacer todo tipo de curaciones y, desde luego, la limpieza de los pacientes a su cargo.
Aunque, claro está, como para todo hay gente, entre enfermeras y profesores los hay de todo tipo debido a que algunas de las personas que ostentan estos títulos están ahí de rebote y no porque haya sido su vocación, sino porque tuvieron la facilidad de que se les abrieran las puertas en la escuela de enfermería y, lo peor, que por influencias o favores se les otorgó el título y, que al no tener más opciones de desarrollo productivo ahí se quedaron y, por lo mismo, no le ponen todo su empeño al realizar sus funciones debidas.
Es probable que, la mayoría, si no es que todos los ciudadanos, tengan plena conciencia de cómo se sacrifican enfermeras y enfermeros al hacer sus labores; sin embargo, también quienes han recibido malos tratos, malas atenciones o claras muestras de indolencia e insensibilidad de parte de quienes se consideran trabajadores de la salud, pero que no les gusta lo que hacen; de ahí que traten a los pacientes como los trabajadores de granjas, obradores y rastros tratan a los pollos, cerdos y reses, respectivamente. Afortunadamente esto no es una práctica general, pero de que los hay, claro que los hay.
En el magisterio pasa algo similar o parecido, sobre todo en aquellos profesores y profesoras que se quedaron acostumbrados a cuando se heredaban las plazas de maestros y maestras, ya que se tiene conocimiento y se ha documentado que, muchos de los que aún ostentan el título de profesora o profesor, sin que les gustara este trabajo no tuvieron más opción que seguir con la tradición familiar; sin embargo, así tuvieran la plaza del magisterio, buscaban por otro lado algún otro oficio u ocupación más acorde a sus convicciones y capacidades o, se adentraban en las entrañas del sindicato magisterial para lograr alguna comisión y así ganar sin trabajar, sobre todo si eran hijos o hijas de algún líder sindicalista.
Y, a propósito de comisiones sindicales, algunas de estas personas que lograron colocarse en alguna de ellas, poco a poco fueron aprovechando sus relaciones con políticos y empresarios para irse abriendo paso en la política, para así, pasarla mejor, sin nada que tuviera que ver con la impartición de clases.
Se conoce entre gran parte de la población que saben de personas que ostentan el título de profesor y profesora que jamás han tenido un gis en sus manos y menos, estar en un aula al frente de 40 o más alumnos, pues desde que recibieron su título y, con el pretexto, primeramente de sus comisiones sindicales y después por encontrar el gusto de sacrificarse por el pueblo participando en política, pues adiós a la práctica y, quizás también a la teoría de la enseñanza, precisamente por ese sacrificio de servir a la Nación mejor dentro de la política y no impartiendo clases; algo quizás desconocido para esos políticos emanados del magisterio, pero que, está comprobado, en determinados casos de conocimientos generales no saben ni la o por lo redondo. Y no es romanticismo, sino una realidad muy palpable.
Cierta vez le pregunté a un profesor de telesecundaria, hoy ya pensionado, por qué era Secretaría de Educación Pública y no de Enseñanza, en vez de Educación, a lo que me respondió que en cierta forma también los profesores también educaban a sus alumnos y más en estos días en que muchos padres de familia no les enseñan principios ni valores a sus hijos.
Sea pues. Vale.
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