CON PRECAUCIÓN
Ojalá y algún día asiente sus raíces la justicia social
Por Sergio Mejía Cano
Afortunadamente, poco a poco se han ido restableciendo los valores históricos de nuestro país, pues no hay que olvidar que en la pasada era neoliberal se pretendió erradicar la materia de nuestra historia en la educación básica, supuestamente porque quitaba el tiempo para otras materias, por lo que se le dio más auge al español y las matemáticas.
Y digo afortunadamente, porque tal vez como punta de lanza se dejaron de trasmitir como antaño se acostumbraba, la emisión de películas referentes a la Revolución Mexicana en la televisión abierta, películas que no nada más que se podían ver no nada más en fechas cercanas al 20 de noviembre, sino cotidianamente como “Viva Villa, Vámonos con Pancho Villa, Zapata, La generala, La valentina, La cucaracha” y otras más referentes a esta lucha social de principios del siglo XX.
Incluso ahora los desfiles con motivo del 20 de noviembre, poco a poco están dejando de ser más deportivos que emblema de la Revolución Mexicana, o al menos como señalan algunos familiares y conocidos residentes en la cabecera municipal de Santiago Ixcuintla, Nayarit, que dicen que en ese municipio nayarita desde que recuerdan, siempre han participado sus hijos en educación primaria con vestimenta de revolucionarios, de Adelitas, de soldaderas, etcétera y claro, también participan algunos de los alumnos y demás participantes en el desfile como deportistas.
La gesta heroica iniciada por Francisco I. Madero no debe ser olvidada ni omitida para las nuevas generaciones, a pesar de no haber dado los frutos esperados, aún así algo dejó para bien de nuestro país; que otros se hayan aprovechado de esta Revolución y la posterior lucha fratricida generada por los intereses de unos cuantos, y que llevaron al matadero a los más desposeídos, esa es otra historia.
Se dice que la historia respecto a la Revolución Mexicana tiene más romanticismo que realidad, de todos modos, ha servido para que muchos mexicanos y mexicanas se hayan formado y forjado una idea de lo que es luchar por ideales, por derechos, por justicia social y por una vida mejor erradicando en lo posible la explotación de la clase trabajadora y de las clases más menesterosas que, por desgracia y como siempre, son las que pagan el pato.
Aunque pareciera que no, pero el que no se haya puesto énfasis en las escuelas de educación básica sobre los hechos históricos no nada más del movimiento de la independencia que inició en 1810, sino desde la era prehispánica hasta nuestros días, afectó seriamente a una gran mayoría de mexicanos que nacieron y crecieron entre 1980 y 2018, ya que debido a la enseñanza que se implantó durante esa época se desvió la atención de la historia de nuestro país para enfocarla más en otros aspectos más enfocados a competir que a compartir; a tratar de progresar en la vida sin importar si se pisoteaba a otras personas, pues no por nada se acuñó aquella frase de que “el que no tranza no avanza”. Los mismos gobiernos federales de José López Portillo a Enrique Peña Nieto pusieron la muestra a la población de que ser corrupto y buscar el beneficio propio era mejor que buscar el bien de la sociedad.
A estos gobernantes antes mencionados no les importó dejar en la calle a una gran parte de la población, sobre todo con Miguel de la Madrid Hurtado con su famoso crack bursátil de 1987, así como el jalón de piola que se dio a los ahorradores y quienes invirtieron a plazo cuando se daban de intereses mil pesos por cada millón que se tuviera invertido a plazos de tres, seis o un año, lo que fue una vil ilusión para muchos mexicanos que vendieron sus propiedades para invertir todo ese dinero y no cobrarlo al vencer el plazo al que tuvieran la inversión, sobre todo a la de tres meses, pues en vez de recoger las ganancias por los intereses generados, volvían a reinvertirlos con el afán de obtener más y más, sin pensar que en este mundo nada es para siempre, tal vez con la creencia de que así sería por los siglos de los siglos. Sin embargo, se dio el jalón y esos intereses desaparecieron y, por si fuera poco, se llegó la eliminación de tres ceros al peso mexicano en 1993, y bolas, don Cuco, esa gran mayoría de mexicanos de un día para otro se vio en la calle y recién ingresados en la pobreza al no tener casa ni la mayoría de sus bienes muebles e inmuebles.
Así que qué bueno que esa negra etapa en nuestro país ya esté desapareciendo paulatinamente, en el entendido de que esta no se puede remediar de un día para otro o con una varita mágica.
Sea pues. Vale.
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