LA SERPENTINA
POR GUILLERMO AGUIRRE
“Hazañas” lamentables
**En algunos hogares nayaritas, se festeja cuando un niño o niña, “se anima” a tomarse una cerveza, luego se lamenta que ese mismo niño o niña, le haya entrado a las adicciones.
Una información totalmente cierta y que a muchos duele, es la expresada por la directora del Centro Estatal Contra las Adicciones (CECA), en el sentido de que los menores de edad suelen iniciar con el consumo de sustancias adictivas con aquellas que son legales, como el alcohol y el tabaco, posteriormente prueban la marihuana, desafortunadamente ha habido casos de infantes en contacto a estas sustancias, que fueron causadas por sus mismos familiares.
La información la dio la semana pasada, la responsable del CECA y advirtió del peligro que esta costumbre familiar termine en tragedia adictiva.
Por supuesto que sabemos de esto, no hace muchos días, casualmente me tocó ver una entrevista con el conocido y talentoso artista llamado EUGENIO DERBEZ, quien expresaba que la primera vez que probó el alcohol, fue en una fiesta a la que lo llevaron sus padres, él tan sólo tenía 10 años, era un niño de escuela primaria, y en esa fiesta dice que vio un pequeño vasito de vidrio-luego sabría que se les llaman “caballitos”- este vasito al igual que muchos más que estaban en la mesa de sus padres, tenían un líquido blanco, y él pensó que era agua, así que agarró un “caballito”, y se lo empinó, incluso pensó que era poca agua como para saciar su sed, pero al tomarlo se dio cuenta de que era una bebida muy rasposa, y que le lastimaba la garganta, luego supo que era tequila. El asunto es que cuando bebió este “caballito”, sin saber que contenía tequila, ya les dije que era un niño de escuela primaria, pero cuando se empinó el caballito, la gente de mesas aledañas a la de su familia, empezaron a decir: “mira Eugenito, se toma el tequila y ni gestos hace”, así que siendo el foco de las atenciones, DERBEZ, se empinó otro tequila que le sabía amargo, a esta segunda bebida, la gente lo aplaudió, luego se echó el tercer caballito, y ya no era el protagónico, la gente ya no lo admiraba, así que tomó un cuarto caballito de tequila, se fue a la cocina, y lo tiró en el lavabo, prometiéndose asimismo, no volver a tomar nunca, promesa que hasta la fecha ha cumplido, según sus propias palabras.
Pero no es el caso de miles de menores de edad que en su propia casa cuando se celebra una fiesta casera por el motivo que sea, o en fiestas de casinos, sus propios padres le empiezan a dar una cerveza, para que los demás vean que su hijo “si es hombrecito”, “no como otros que ya tienen diez o doce años, y todavía no son capaces de tomarse siquiera una cerveza”.
En el caso del cigarro, todos los que pasamos por la adolescencia y la juventud, sabemos que las primeras invitaciones a fumar tabaco, se reciben entre los amigos de la secundaria, bueno ahora también en la primaria se dan esos casos, y eventualmente para poder ser amigo de un grupo, se tiene que sujetar a cumplir con las “normas de hombría” impuestas, que son las de fumar a escondidas y a veces las de echarse una cerveza, por supuesto que todos sabemos las consecuencias de hacer esto, seguir con los vicios, pero en una especie de escalada, lo que un día fue un cigarrillo de tabaco, luego lo será de mariguana, y si se siguen celebrando estas falsas hazañas, existe la alta probabilidad de que un mal día, se fume cristal en las famosas pipas de cristal o en los anacrónicos focos, que los adictos convierten en pipas.
El tema curioso es que es bastante raro que mientras la televisión y las publicaciones se dan “gallo”, como se dice, anunciando bebidas alcohólicas, desde cervezas, hasta tequilas, whiskies, vinos, rones, etcétera, etcétera, se prohibieron los anuncios de tabaco, de cajetillas de cigarros, esto de no promocionar el cigarrillo según dijeron las autoridades de salud, prohibieron los anuncios por lo dañino que es el fumar, por las consecuencias a la salud, como si el tomar alcohol, no lo fuera tanto, y de hecho como me decía un viejo y empedernido fumador, es más fácil que un consumidor de alcohol, cometa algún accidente incluso de consecuencias fatales, a que un fumador adicto al cigarro, cometa un delito por andar con mucho humo del cigarro en su cuerpo.
Finalmente, cuando escucho a algunos compañeros y compañeras quejarse por la falta de campañas en contra de sustancias adictivas como las ya mencionadas, me parece absurdo querer dejarle al gobierno y a sus dependencias de salud, la carga de convencer a los hijos menores de edad, de que no fumen ni tomen, cuando esta responsabilidad debe recaer sin ninguna discusión en la familia, en el seno familiar donde se dan los ejemplos y además se orienta a los hijos e hijas, sobre lo que está mal, sobre lo que les pueda causar un problema en el futuro, pero si en lugar de esto, aplaudimos su proceder al beber o fumar, pues a afrontar consecuencias y listo…hasta mañana
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