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La reforma al Poder Judicial tiene que ser y será

CON PRECAUCIÓN

La reforma al Poder Judicial tiene que ser y será

Por Sergio Mejía Cano

Ahora sí que se prendió la mecha para demostrar fehacientemente que la Reforma al Poder Judicial urge, porque por lo menos cuatro jueces del estado de Chiapas y una jueza del estado de Morelos están comprobando que, en cuestión de conocimientos en el ya de por sí desfazado Poder Judicial, que no están todos los que son ni están todos los que son.

Ahora resulta que unos jueces federales mediante un amparo le quieren enmendar la plana al Poder Legislativo diciéndoles sobre qué sí y qué no pueden legislar y debatir, pues se ha documentado que esa jueza del estado de Morelos concedió la suspensión para que no se debata en la Cámara de diputados respecto a la reforma judicial. Sin embargo, no es la primera vez que parte del Poder Judicial, como la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) se entromete con el Poder Legislativo, pues echó abajo una iniciativa de ley sobre la reforma energética ya aprobada por el pleno del legislativo, dándole la razón la SCJN a la Iniciativa Privada (IP), tanto nacional como extranjera; pero sobre todo española, para que siguiera administrando varias plantas productoras de energía eléctrica.

Este hecho claramente en contra de los intereses nacionales y, por ende, del pueblo mexicano dio a entender ya abiertamente para quiénes trabajan los ministros de la SCJN, sin quedarse atrás algunos jueces de ambos sexos al proteger supuestos implicados en malversación de fondos, fraudes a la Nación, etcétera, es decir, los llamados delincuentes de cuello blanco. Pero también de otros imputados en cuestiones de narcotráfico dictándoles su libertad mediante actos que se han dado en denominar como los clásicos sabadazos.

Con ese amparo con el que se trató de suspender la discusión sobre la reforma judicial en la Cámara Baja por una jueza federal del estado de Morelos se comprueba también que al parecer no tienen los conocimientos necesarios para desempeñar el cargo que ostentan o que son un producto más de la mala o torcida educación que se impartió en todos los niveles en la nefasta pasada época neoliberal, por lo que se pone de manifiesto también el porqué muchos de los actuales estudiantes de carreras universitarias se están oponiendo a la reforma judicial.

Si anteriormente se afirmaba que no había jóvenes que no fueran revolucionarios, críticos de los tres Poderes de la Nación y del sistema político imperante, hoy en día no se entiende por qué los universitarios que salieron a manifestarse este pasado 1 de septiembre de 2024 para protestar en contra de la dichosa reforma judicial, si de lo que se trata es que se corrija el actuar de ministros, magistrados y jueces en verdad hagan justicia para todos y no nada más para una élite burguesa, empresarial, oligárquica y, por ende, explotadora de la clase trabajadora y de todos los mexicanos de a pie.

Reconozco mi escaso y nulo conocimiento en cuestiones legales y constitucionales, salvo lo que atañe a mis obligaciones como ciudadano; sin embargo, mi sentido común se ha aunado al de muchos mexicanos que de inmediato, en cuanto se dio a conocer que una jueza pretendía ordenarle a la Cámara de Diputados que no debatiera ni discutiera y tal vez, en su caso, aprobara lo referente a la reforma judicial, ese sentido común de inmediato se puso de manifiesto por ser algo a todas luces contrario a lo que establece nuestra Carta Magna y más, debido a que constantemente se habla de la separación de los tres Poderes de la Unión: Legislativo, Ejecutivo y Judicial y, obviamente de la independencia que debe tener cada cual. Pero con varias de las acciones, muchas de ellas insólitas e inauditas del Poder Judicial en este sexenio, se aclaró el panorama para quién ha trabajado más dicho Poder Judicial: para unos cuantos, y despreciando al pueblo mexicano que no forman parte de ese grupo elitista, racista, clasista y, desde luego, discriminatorio.

Por eso y más, la Reforma Judicial tendrá que ir, tendrá que ser y será, precisamente para que desaparezcan los privilegios infames de altos salarios, prebendas ofensivas en realidad para un pueblo prácticamente pobre de toda la vida, desde la invasión europea.

Si ahora quienes ocupan altos cargos en el Poder Judicial se sienten, o se creen insustituibles y únicos non plus ultra, deben saber que hay miles de mexicanos de ambos sexos capaces de sustituirlos y sin pretender altos salarios, gente honesta e incorruptible y con muchas ganas de crear y aplicar un verdadero Estado de Derecho para todos los mexicanos.

Sea pues. Vale.

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