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Nada del otro mundo podría pasar con los Estados Unidos

CON PRECAUCIÓN

Nada del otro mundo podría pasar con los Estados Unidos

Por Sergio Mejía Cano

Con la reforma al Poder Judicial (PJ), de la que ya se ha dicho hasta la saciedad de que los trabajadores de dicho Poder no se verán afectados en ninguna forma respecto a sus derechos laborales; de todos modos, los están llevando al baile haciéndolos salir a las calles de varias ciudades para protestar por esta reforma que, según se dice, está diseñada para cortar de tajo los excesos económicos que tienen los altos mandos como los ministros, magistrados y algunos jueces.

Patético en verdad que los trabajadores del PJ que los trabajadores estén defendiendo a quienes en alguna forma los pisotean con sus altos salarios, prebendas y privilegios tan lejanos a lo que perciben la mayoría, si no es que todos los trabajadores que ahora protestan tal vez manipulados haciéndolos creer que la dichosa reforma los afectará también a ellos y no nada más a los de arriba.

Aunque también se ha puesto mucho énfasis en que se ha detectado mucha corrupción en varios sentidos como el liberar supuestos delincuentes tanto de cuello blanco como personajes señalados hasta de algunos crímenes, así como de un nepotismo desfasado, pues se ha investigado y descubierto que prácticamente hay familias enteras trabajando en el PJ; y no nada más familiares consanguíneos, sino hasta familiares políticos como suegras, suegros, cuñadas, cuñados, nueras, yernos, etcétera. Así que como se dice coloquialmente: no le buiga compadre, no le buiga, porque si se le llegara a escarbar más al fondo sobre hechos y actividades del PJ, tal vez se lleguen a encontrar infinidad de asuntos ilegales.

Sin embargo, lo que más llama la atención es que en 1995, cuando el entonces presidente de la República, Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000) disolvió en su conjunto a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), para, según se ha documentado, colocar ahí a sus incondicionales desalojando de esta Corte a los allegados al antecesor en la Presidencia de la República, Carlos Salinas de Gortari, para poder trabajar sin ningún temor a alguna traición por parte de los anteriores ministros o información privilegiada que le pudieran hacer llegar a su anterior patrón.

Pero por algo se dice que para todo hay gente. Y aquí se está viendo fehacientemente cuando ahora salen los trabajadores del PJ a defender privilegios que tienen otros y no ellos; aunque existe la posibilidad de que esa defensa de ministros, magistrados y jueces tenga algo que ver con algún desparramiento, es decir, que de todos esos privilegios y prebendas onerosas se salpique a una gran mayoría de esos trabajadores que ahora protestan, así que tal vez no piensen en realidad que perderán sus trabajos o derechos laborales, sino más bien que van a perder esa salpicada que en alguna u otra forma se les hace llegar para todo esté bien aceitado y marche óptimamente sobre ruedas.

Ahora se informa en algunos medios que ya se aprobó en lo general y en lo particular la Reforma Judicial; pero todo este movimiento ha generado algún tipo de conflictos con las embajadas de los Estados Unidos y Canadá, y más con la de Estados Unidos, cuando el mismo embajador del vecino país del norte, después de que apoyara en cierta forma este proyecto de reforma, después en conferencia de prensa se pronunció en contra. Un pronunciamiento que no cayó nada bien all jefe del Poder Ejecutivo de nuestro país, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) de quien ahora se dice que ha puesto en pausa su relación con dicho embajador gringo, no con su país, sino con la embajada que este representa, aclarando el mismo AMLO, que no es cosa de Kent Salazar, sino del Departamento de Estado de su país, el que siempre ve moros con tranchete cuando algo que se hace en otros países no le gusta a ese Departamento estadounidense, por considerar que podrían atentar contra sus intereses.

Y a propósito de que para todo hay gente, resulta más que patético ver, mirar, leer y oír a mexicanos que apoyan la postura del embajador estadounidense, tal vez por seguir viviendo en la sumisión hacia el Tío Sam y por considerar inaudito que un presidente mexicano se ponga son Sansón a las patadas y las posibles consecuencias que esto pudiera conllevar.

Sin embargo, nada del otro mundo podría pasar, porque el mismo gobierno gringo sabe y está consciente del enorme apoyo con el que cuenta AMLO por parte de la mayoría de los mexicanos y los gringos ya saben que desestabilizar un gobierno que cuenta con el apoyo de sus gobernados, resulta más que difícil.

Sea pues. Vale.

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