CON PRECAUCIÓN
El pago de tiempo extra es obligatorio, sin excusa ni pretexto
Por Sergio Mejía Cano
Recientemente en varios medios informativos a nivel nacional, así como portales de internet y demás redes sociales se dio a conocer la entrada en vigor de la nueva Reforma a la Ley Laboral el pasado 07 de junio de 2024, que sanciona severamente a patrones y empleadores que no cubran el pago del tiempo extra que obtienen los trabajadores después de las ocho horas de ley.
Ojalá y esta ley laboral no pase a ser letra muerta como la Ley, ya aprobada, para el control de las bolsas de plástico de un solo uso, así como materiales de desechables los que se siguen usando tal y como si no existiera dicha ley regulatoria para los plásticos y demás materiales sintéticos. Pero esa ya es otra historia.
Si bien no se llegó a aprobar, por lo pronto, la reducción de las horas laborales de 48 a 40 horas a la semana, esta nueva reforma, según lo que se informa, aplicará multas económicas y hasta penas de cárcel a patrones y empleadores que exijan a sus trabajadores a laborar por más de ocho horas diarias sin el pago de tiempo extra correspondiente.
La Ley Federal del Trabajo (LFT) ya establece claramente que se puede trabajar tiempo extra, pero sin exceder tres horas al día y nada más tres días a la semana, sin que se exceda de nueve horas a la semana; sin embargo, si es necesario exceder este tiempo, el pago de tiempo extra se hará con el 200 por ciento por hora, es decir, se convierte en tiempo triple.
A ver si ahora la clase patronal o empleadora protesta como lo hizo cuando se planteó la posible reducción de 48 a 40 horas a la semana, pues varios de los patrones y empleadores pusieron el grito en el cielo, tal y como cuando se ampliaron los días de vacaciones, sobre todo los empresarios que cuentan con poco personal a su servicio, pues hay negocios que nada más cuentan con uno o dos trabajadores.
Y ojalá y no nazca muerta esta ley como la de los plásticos de un solo uso, porque se ha documentado que hay industrias, empresas y negocios de todo tipo que hacen laborar a sus trabajadores más de las ocho horas correspondientes sin pago de tiempo extra; y que incluso, se han detectado fábricas tanto de inversión extranjera como de capital nacional que hasta encierran a sus trabajadores, que les toman el tiempo cuando van al baño o se levantan de su asiento o del lugar de trabajo para beber agua, así como distraer a sus trabajadores dentro de la hora de tomar alimentos si es turno corrido y, en caso de ser turnos fraccionados, si surge algún asunto que involucre a un trabajador o trabajadora, se le llama en el momento que se dirige a su casa o cuando ya está comiendo.
Si en verdad las autoridades laborales quieren que se llegue a aplicar esta ley laboral a fondo y bien, se deberían de dar una vuelta por todos los mercados de abastos de todo el país, para que comprueben fehacientemente cómo en la mayoría, si no es que en todos ellos, los trabajadores laboran, muchos de ellos hasta más de 12 horas diarias y sin pago de tiempo extra y en algunos casos, sin día de descanso obligatorio; sobre todo, los locales o expendios que ofrecen mercancías perecederas, con el pretexto de que el mercado no se detiene.
Igual que se den una vuelta sin avisar a los dueños, gerentes o encargados de recursos humanos, y revisen las condiciones laborales en las tiendas departamentales, de ropa, zapaterías, jugueterías, papelerías, fondas de comida de todo tipo, pero más de los que venden comida china y así vean y comprueben cómo en muchos de estos negocios se explota a los trabajadores sin que nadie haga algo a su favor y, si se les llegara a preguntar a la mayoría de estos trabajadores por qué no protestan o denuncias, la respuesta es obvia: pueden perder su trabajo si exponen sus quejas de que reciben malos tratos, poco salario y sin prestaciones laborales y sin seguridad médica de ningún tipo.
Ah, y no hay que olvidar a los trabajadores del campo, a familias enteras que se desplazan en tiempos de zafra desde sus lugares de origen hacia campos de cultivo situados a muchos kilómetros de su comunidad; campos de cultivo en donde laboran personas de todas las edades, inclusive niños y que son alojados en galerones insalubres en donde duermen en el suelo, en donde hay un baño comunitario, poca agua y en muchos de los casos sin potabilizar; lugares en donde muchas de las veces trabajan a destajo y sin importarles el tiempo de labores con el fin de recolectar lo más que se pueda. Casos como este o similares están documentados y al parecer, así siguen.
Sea pues. Vale.
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