CON PRECAUCIÓN
Patente de corso equívoca
Por Sergio Mejía Cano
Después de darse a conocer en diversos portales de internet locales y difundirse aún más la noticia de un fuerte accidente automovilístico al amanecer del pasado domingo 03 de marzo, entre una patrulla de la policía estatal y un taxi, al comentar la noticia con varios conocidos, amigos y familiares, se coincidió en que, con la debida prudencia del caso y la presunción de inocencia de quien haya sido responsable de este accidente, por el simple hecho de estar involucrados patrulleros, en determinado caso le podrían querer voltear la tortilla al vehículo de servicio público.
Como es bien sabido, en infinidad de accidentes automovilísticos en donde participan vehículos oficiales o de determinada corporación policíaca, de inmediato se dice que los patrulleros iban a atender una emergencia y, como casi siempre sucede en algunos casos que, sea la hora que sea por lo regular hay uno o varios testigos, en muchos de estos accidentes dichos testigos afirman que el vehículo policíaco no llevaba funcionando la sirena ni los códigos de luces abiertos; sin embargo, también casi siempre se aduce por parte de las autoridades, así como de quien conducía el vehículo oficial que iba a atender una emergencia.
Cuando sucede esta clase de protección hacia los patrulleros, así no vayan a un llamado de emergencia, esto podría derivar en que los patrulleros, así hayan sido los responsables de un accidente, al sentirse protegidos por sus jefes se sientan y consideren más impunes, por lo que existe la posibilidad de volver a incurrir en otros accidentes en similares circunstancias y así pasarse altos, aunque no vayan a una emergencia, sino simplemente porque se sienten con el derecho de no obedecer el alto en los semáforos o dar vueltas prohibidas, ya que al fin y al cabo son la ley sobre ruedas.
Lo anterior no es puro romanticismo puro, pues es muy probable que la mayoría de los ciudadanos se hayan dado cuenta más de una vez cómo violan los patrulleros de cualquiera corporación policíaca las leyes de tránsito (así como tanas otras), tal y como si en su capacitación no les pidieran y exigieran al tomar posesión de su cargo que están para cumplir y hacer cumplir las leyes, tal y como corresponde a todo servidor público y ciudadanos en general; pero sobre todo para quienes representan a la ley.
Y a propósito de capacitación, después de la advertencia general que se les da a los aspirantes a pertenecer a cualquiera corporación policíaca, y después de hacerles ver que la seguridad es ante todo y de que su servicio es para proteger a la ciudadanía, velar por el bienestar común de la población y de que están obligados a respetar y hacer respetar sin violencia alguna las leyes, enfatizarles contundentemente que el ser policías no les da patente de corso en ningún caso y que deben ser los primeros en poner el ejemplo al cumplir primeramente ellos, los neo policías y los que ya tienen tiempo prestando sus servicios como tales, porque si un ciudadano ve a una patrulla pasarse un semáforo en alto o dar una vuelta prohibida y si ese ciudadano va detrás de esa patrulla y hace lo mismo, entonces con qué calidad moral lo podrían multar si el ciudadano hizo lo mismo que el conductor de la patrulla.
Ahora bien, cuando sucede este tipo de accidentes automovilísticos en donde hay duda si quien conducía una patrulla violó las reglas de tránsito y en su descargo alegue que iba a atender un llamado de emergencia, ¿qué acaso no se podría verificar fehacientemente mediante grabaciones si ese llamado fue verídico? Porque podría darse el caso de que para no entretenerse o porque se sienten con el derecho de no hacer caso a los semáforos en alto o por creer que las vueltas prohibidas no son para los que conducen patrullas sino nada más para los simples mortales y así avanzar más rápido y, cuando sucede un accidente a las patrullas alegar de inmediato que iban a un llamado de emergencia; entonces en estos casos verificar si era cierto ese llamado y no cometer una injusticia con el o los conductores de otros vehículos que fueron golpeados por alguna patrulla, por supuestamente ir a atender una emergencia sin ser cierto.
En los años 60 del siglo pasado, al ir a la escuela varios chicos, en Guadalajara, Jalisco, se oyó el ulular de una ambulancia de la “Cruz Verde”, nos alarmamos porque se acercaba a nosotros el sonido, pero un compañerito nos dijo que era su tío que venía a comer a su casa; y sí, cuando pasamos por la casa de su tío, ahí estaba la ambulancia.
Sea pues. Vale.
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