LA SERPENTINA
POR GUILLERMO AGUIRRE
La otra cara del día del amor
**En pleno día del amor y la amistad, el Director General de Seguridad Pública municipal, José de Jesús Ibarra García, dice que de 65 llamadas de auxilio, 60 son por violencia familiar
Para nada me sorprenden los datos que el día de ayer dio a conocer el Director General de Seguridad Pública, licenciado JOSÉ DE JESÚS IBARRA GARCÍA, quien de golpe y porrazo, nos volvió a la realidad de los que dicen celebrar el día del amor, solamente en el día del amor precisamente, ya que el resto, son días de desprecio, torturas, humillaciones, y cuanto concepto en contra del amor y la amistad usted se pueda imaginar.
El hecho es que dice el licenciado JOSÉ DE JESÚS IBARRA GARCÍA, que de 65 llamadas de auxilio a personas con problemas, 60 son relacionadas con la violencia familiar, así como lo leen queridos amigas y amigos.
Y es que cuando vemos esta cifra tan grande, que por cierto no crean que nos impresiona, porque además en el estado de Nayarit, tenemos varios municipios señalados nacionalmente con alerta por violencia de género, y Tepic es por cierto uno de ellos, por lo tanto, saber que es casi el 90 por ciento de llamadas de auxilio por problemas de ataques entre familias, no es una sorpresa, aunque hay que decirlo, tampoco es para normalizarlo, o considerarlo como algo que debemos de aceptar, para nada.
Pero oigan, sí sólo un día, me refiero al 14 de febrero, celebramos el amor, la amistad, los buenos amigos, los amores que reconocemos, pero al siguiente día o semana, volvemos a las andadas de despreciar, o en el peor de los casos, atacar violentamente a nuestra pareja, entonces para qué le hacemos al cuento de que la amamos.
Y actitudes como esta de hacer grandes alharacas por el día de la amistad, para luego volver a ser quienes somos en realidad, bruscos, torpes, ofensivos, agresivos, humillantes, despreciativos y demás cosas con nuestra amante, novia, esposa, pareja, concubina, compañera o prometida, para provocar 60 llamadas por violencia familiar, pues entonces eso significa que nos comportamos igual que el día del padre, de la madre, del abuelo, del niño, etcétera, días en que por unas horas celebramos en grande al festejado, para luego volver a convertirlos en cenicientas, los tratamos como príncipes o princesas, en un momento, pero luego a recrudecer nuestro ataque.
Y es que en México, esa cultura del fingimiento la traemos arraigada desde que los españoles llegaron a conquistarnos y cuando nos quisieron imponer la religión católica a base de garrotazos o de torturas, los indígenas supieron que la mejor forma de sobrevivir y seguir en muchos casos con vida, era la del fingimiento, decir que si aceptaban el bautizo, los sacramentos de la iglesia católica, y sus creencias, para evitar el castigo, en algunos casos los latigazos por ser herejes, desde el punto de vista de los conquistadores, y su religión, pero a escondidas estos indígenas seguían ofreciendo sacrificios y creyendo en sus deidades, cientos tenían altares donde sacrificaban animales y otros rituales a los dioses indígenas, algunos de los cuales según la creencia indígena, tenían que ser sacrificios de sangre.
Y así empezamos a nacer con los genes del fingimiento, de la doble cara, cosa que hasta la fecha usted y yo lo vemos en algunas acciones cotidianas, como por ejemplo a la hora de pedir el voto, va un candidato a una colonia, y hasta le echan porras, y por supuesto que le gritan que lo apoyarán, al siguiente día va el otro candidato que les lleva camisetas o cachuchas, y los gritos de los mismos que un día antes participaron en el mitin del día anterior, gritan hasta más fuerte el apoyo al ingenuo político que sale de los eventos diciendo que ya tiene en la bolsa a los votantes de tal o cual colonia, pueblo, o entidad federativa.
Usted y yo practicamos esta misma doble cara, quizá sin que se dé cuenta que lo hace o lo hacemos, por ejemplo cuando nos invitan a una quinceañera, o a cualquier otro festejo al que ya sabemos que no asistiremos, estamos plenamente conscientes de que no iremos por algún motivo personal, desde el motivo de que nos caen mal los que nos invitan, hasta el motivo de que sabemos que vamos a estar ocupados, pero al anfitrión, le decimos que por supuesto ahí estaremos con gusto.
Llegado el día inventamos decenas de pretextos, desde el clásico que de última hora se nos enfermó el abuelo o la abuela, o que nos sentimos mal y estamos en tratamiento médico, que nos surgió un imprevisto, digo, para qué tanto problema, si hubiésemos sido sinceros, simplemente se habrían ahorrado un platillo, pero pues nos ganan los genes heredados de los aztecas.
En fin, en pleno día de la amistad y el amor, 60 llamadas a la policía municipal por violencia familiar,¡¡ Dios nos cambie el corazón!!…hasta mañana
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