Los argentinos no pusieron sus barbas a remojar
Por Sergio Mejía Cano
Según varios analistas políticos, fue la desesperación debido a la inflación en Argentina que rebasa ya el 140 por ciento lo que hizo que la mayoría de los argentinos hayan otorgado el triunfo para la Presidencia de aquel país sudamericano a un oscuro personaje que por lo que se ha publicado, basó su campaña política con base en mentiras y engaños y obviamente, en promesas que le serán muy difíciles si no imposibles de cumplir al ahora presidente electo en Argentina, Javier Milei.
Si bien siempre se deben tomar con la debida prudencia imágenes e informaciones que se trasmiten en las redes sociales, en donde muchas de estas dieron muestras fehacientes de que el señor Milei no las tiene todas consigo en cuanto a sus dichos y acciones, también medios de información a nivel internacional publicaron prácticamente las mismas entrevistas y debates que ofreció Javier Milei siendo candidato, en su mirada se podría ver que algo no podría funcionar bien en su mente y pensamiento.
Algo similar a lo que les ocurrió a muchos mexicanos en el año 2000 les pudo haber ocurrido a los argentinos que votaron por Milei, que se fueron con la finta de fantasías que creyeron ciertas sin ahondar analíticamente en sus promesas, muchas de ellas que más bien significan la destrucción del estatus actual; sin ponerse a pensar los electores argentinos en qué podría pasar en caso de desmantelar el actual sistema de Salud, pero sobre todo, en caso de llegar a privatizar todo lo privatizable que bien podría redundar en que al adelgazar las finanzas del Estado, todo el país podría colapsar en una severa crisis económica y desde luego, de Salud. En México tenemos la experiencia cruel de lo que significan las privatizaciones a partir del sexenio de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994); aunque quienes le acomodaron las fichas para hacer posible privatizar todo lo privatizable las acomodaron José López Portillo (1976-1982) y Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988), el primero “nacionalizando” la banca, y el segundo, cancelando por anticipado las concesiones de los ferrocarriles en nuestro país para aglutinar todas las líneas en una sola: Ferrocarriles Nacionales de México, por lo que debido a esto, Salinas de Gortari pudo ya maniobrar a su antojo; y si bien no le alcanzó el tiempo, sus sucesores Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000), Vicente Fox Quesada (2000-2006), Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012) y Enrique Peña Nieto (2012-2018) culminaron la obra de la privatización de áreas otrora consideradas como estratégicas para el país, es decir, bienes nacionales entregados a particulares. Sin embargo, como es poco probable que nadie experimente en cabeza ajena, ahora los argentinos podrían estar volviendo a la oscura etapa de las dictaduras militares o quizás peor aún y que se aplique aquello de que cada pueblo tiene los gobernantes que se merecen; aunque talvez algunos sí lo merezcan, pero otros quizás no, pues es bueno recordar que como el hilo se revienta siempre por lo más delgado, quienes paguen el pato de este gran error que han cometido quienes prefirieron a Javier Milei, sea una parte de la población argentina que no lo merezca; pero que no tuvo la voz suficiente para hacerse oír o no los dejaron manifestarse.
¿Qué acaso muchos de los argentinos que a la mejor ahora se arrepienten de haber votado por Milei o que posiblemente se abstuvieron de acudir a votar en esta segunda vuelta, jamás se enteraron de los clamores de los disidentes mexicanos que se oponían a las privatizaciones y al sistema neoliberal? ¿Jamás se enteraron de las represiones ejercidas en México para imponer a fuerzas las decisiones en contra de la población, de que las reformas a la Constitución favorecieron más a la clase empresarial y política?
Así que ahora los argentinos en el pecado llevarán la penitencia, y si bien se podría decir que habrá que anteponer y darle el beneficio de la duda, lo más probable es que Milei lleve a Argentina a una debacle muy difícil de parar, que lleve a su país a un declive todavía peor en donde los únicos beneficiados serán unos cuantos, tal cual como sucedió en México durante 36 años de oscuridad para la población.
El hubiera no existe y lo hecho, hecho está, ahora habrá que esperar la reacción del pueblo argentino al comenzar el mandato de Javier Milei; aunque tal y como señalan algunos analistas: por el momento el Congreso no es proclive a Milei, por lo que posiblemente le obstaculicen varias de sus intentonas de reformas.
Sea pues. Vale.
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