El síndrome de Enrique Peña Nieto
Por Sergio Mejía Cano
Existe una frase atribuida al filósofo austriaco Hermann Graf Keyserling, que dice: “Generalizar siempre es equivocarse” y, en otras versiones se ha traducido como “generalizar es ya estar errado”. Y posiblemente esto pudiera estar pasando con el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), cuando dice que “el pueblo ya está más politizado”, porque posiblemente no sea todo el pueblo de México, porque hay gente que aún sigue yéndose con la finta de lo que ven, leen o les dicen en los medios de manipulación.
Una clara muestra fue ahora con las encuestas para las precandidaturas para el gobierno de la Ciudad de México, pues se ha documentado que el exjefe de la policía de dicha ciudad, Omar García Harfuch se había llevado de calle la encuesta superando en preferencia a la exalcaldesa de la otrora delegación de Iztapalapa, pues con esto queda claro que mucha gente aún no está politizada tal y como quisiera AMLO, pues al igual de como sucedió con Enrique Peña Nieto en 2012, mucha gente, sobre todo mujeres, se fueron por la preferencia de su juventud y por estar “guapo”; aunque no tuviera un gramo de cultura general ni una sólida carrera política.
Enrique Peña Nieto fue un títere más creado exprofeso para hacerlo llegar a la Presidencia de la República y así poder ser manipulado para hacer y decir lo que le dictaban sus creadores. Peña Nieto llegó al gobierno del estado de México sin ninguna experiencia en el ámbito político más que haber ocupado un puesto de diputado local; y si bien estuvo en el mundo político gracias a sus familiares y por ser oriundo de Atlacomulco, en donde se conformó un grupo con el mismo nombre y que prácticamente se apoderó del estado de México. Sin embargo, y precisamente por no estar politizada gran parte de la población, prefirió votar por él sin haber tomado en cuenta que en la Feria Internacional del Libro (FIL) en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, había dado muestras muy fehacientes de ser un neófito en cuestión de cultura general al no poder mencionar tres libros que le hayan marcado la vida y si dijo algunos, tergiversó título y autor por lo menos de uno de los libros que había mencionado.
Otra muestra fue en el estado de Morelos, cuando se lanzó a la presidencia municipal de Cuernavaca al futbolista Cuauhtémoc Blanco, quien posteriormente llegó a la gubernatura de dicho estado y no por ser un estadista o al menos un político preparado, sino nada más por su fama como deportista; y he ahí los resultados tan nefastos que han dado tanto su presidencia municipal como gobernador. En este tenor, cuando otro futbolista oriundo de Guadalajara, Jalisco, Javier Hernández, más conocido como “el chicharito”, si en el momento en que gozaba de mucha fama por estar en su apogeo en nuestro país lo hubiesen lanzado para un cargo de elección popular, obviamente que hubiera ganado con amplitud, precisamente por lo mismo que ganó Cuauhtémoc Blanco en Morelos.
Y últimamente es lo que ha sucedido por lo regular, pues ya sea un actor o actriz, locutor, periodista, comentarista o conductor de noticieros que sea famoso, en caso de proponerlos para cargos de elección popular o al menos en plurinominales de lo que sea, son bien recibidos por amplios sectores de la sociedad, ¿por qué? Pues precisamente por la falta de politización de mucha gente que se va con la finta de la cara bonita, la juventud, la presencia personal, etcétera, ya que esa parte de la población no considera una carrera política, conocimientos de la Carta Magna o las leyes fundamentales; no, con tal de tener fama o buena presencia, ya la hicieron. Algunos medios y comunicadores acusan a AMLO de estar polarizando al país; sin embargo, son estos medios y comunicadores los que en realidad quieren polarizar al país al mentir y tergiversar lo que dice o hace el presidente de México. Así que quizás por esto mismo una parte de la sociedad aún no se ha politizado tal y como quiere o piensa AMLO, ya que muchos de los habitantes de la Ciudad de México prefirieron a García Harfuch por joven y guapo; aunque no tenga ninguna experiencia en política más que andar navegando en ese ámbito pero sin ningún conocimiento de causa en la administración gubernamental, sino nada más en cuestiones policíacas que, por cierto, la seguridad no está en su mejor momento que digamos.
Ahora Movimiento Ciudadano (MC) quiere aprovechar a un matrimonio joven: Samuel García y su señora esposa para tratar de ganar adeptos con el tema de sangre nueva en la política.
Sea pues. Vale.
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