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¡Revuelo en la Educación! ¿Destronada la Enseñanza Tradicional por la Inteligencia Artificial?

¡Revuelo en la Educación! ¿Destronada la Enseñanza Tradicional por la Inteligencia Artificial?

Por Manuel Montaño

En el contexto de una sociedad inmersa en la vorágine tecnológica, emerge un interrogante de magnitud ineludible en el ámbito educativo: ¿Será acaso que el componente humano docente podría ser desplazado por la presencia avasallante de la Inteligencia Artificial (IA)? Ante este enigma, la Unesco, institución adscrita a la Organización de las Naciones Unidas, encargada de promover la Educación, la Ciencia y la Cultura, arroja una lúcida perspectiva en su flamante exposición titulada «Tecnología en la educación: ¿Herramienta bajo cuyo yugo?».

En el presente milenio, el desarrollo galopante de la IA se ha hecho sentir en variados ámbitos, y el sector educativo no se escapa a su estela progresiva. Según el compendio emitido por la Unesco, diversas labores hoy bajo la responsabilidad de docentes y educadores pueden bien ser automatizadas; mas, ¿esto postula en sí la anulación del papel cardinal ostentado por el cuerpo docente? Aquí, no hallamos una respuesta que se amolde de manera taxativa bajo la égida de un «sí» o un «no».

El cotejo desprendido de la Unesco dilucida tanto los impactos enaltecedores como los sesgados de la integración de la IA en el contexto educacional. De manera trascendental, durante la coyuntura de la pandemia de la covid-19, el paradigma del aprendizaje virtual erigió un pilar fundamental para conjurar el derrumbe de la instrucción en momentos de cierre escolar. La IA, en este contexto, podría fungir como una aliada inestimable al auxiliar en la evaluación de tareas, la detección de plagiados y la génesis de contenido didáctico.

La tecnología, en su máxima expresión, ha brindado al gremio docente acceso a recursos digitales para su autoformación y forjado vínculos más robustos con discentes y sus progenitores. La sinergia cibernética entre docentes y educandos ha franqueado compuertas insospechadas en la pedagogía, gestando la comunión de saberes y herramientas.

No obstante, no todo resplandece con tonalidades diáfanas. La Unesco advertencia que la automatización de tareas reiterativas podría rediseñar el perfil laboral de los educadores, conminando a un ajuste en su propedéutica y enfoque pedagógico. Adicionalmente, la carencia de acceso a la tecnología y la formación insuficiente obstaculizan un sendero carente de espinas. Añádase a ello un justificado recelo ante la posibilidad de que la tecnología erosione la esencia primordial de la didáctica, conminando el tiempo dedicado a empresas de un cariz verdaderamente sustantivo.

El dilema con carácter decisivo subyace en si la IA está capacitada para suplantar la dirección pedagógica individualizada que el educador brinda. La Unesco exhorta a las naciones a labrar sus propias directrices para el aprovechamiento tecnológico en el entorno educativo, asegurando con vigor que esta jamás relegue en su totalidad la conducción magisterial. La educación, en su plenitud, deviene en algo más que una mera transmisión de información; es un edificio en constante erección, en el cual la conexión humana y el cultivo individual conllevan un protagonismo incuestionable.

En última instancia, el cotejo enuncia con énfasis que la tecnología se subordina a la sapiencia humana, amoldándose a las necesidades tanto de educandos como educadores. Aun cuando la IA se configura como un utensilio acucioso para pulimentar ciertos aspectos del acto educativo, no podemos permitir que la premura tecnológica coarte la quintaesencia inigualable del proceso de enseñanza. La disquisición concerniente a la simbiosis entre tecnología y educación continuará su evolución, y resulta imperativo cimentar un enfoque equitativo que asegure que el progreso tecnológico no hurte la naturaleza intrínseca de la tarea docente.

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