CON PRECAUCIÓN
Una cara cubierta se presta para muchas cosas
Por Sergio Mejía Cano


En una de las entregas anteriores para este mismo espacio, en donde hablábamos de lo poco viables que resultan ser algunos de los cascos protectores de la cabeza para las personas que conducen motocicletas, ahí se hacía referencia sobre que algunos de estos cascos son aprovechados por asaltantes y rateros e incluso hasta por asesinos para cometer sus fechorías.
Algunos amables lectores de ese artículo en referencia me comentan que no nada más son los cascos los que se prestan para no ser identificados algunos malhechores, sino también los cubrebocas, pues también se han visto a asaltantes que, aprovechando que ya nadie les dice nada por portar un cubrebocas entran a tiendas, comercios y negocios a asaltar o robar aunque sea de noche, pero para no ser identificados por las cámaras de seguridad que tienen algunos de los comercios que han robado en horas de la madrugada.
Hoy en día se ve cómo ya hasta a los bancos entran personas con cubrebocas sin que se les llame la atención por parte del personal de los bancos, siendo que hasta antes de la pandemia del covid-19, en todos los bancos había letreros en donde se decía que estaba prohibido entrar con gorra, sombrero y lentes oscuros y, si algún cuentahabiente se le olvidaba quitarse la cachucha o sombrero, al llegar a una de las cajas, la misma persona que atendía la caja le decía al cliente que se quitara el sombrero, por favor.
Ignoro si ahora ya se haya vuelto a imponer aquella prohibición de la cachucha, sobrero y lentes oscuros, lo que sí se ha visto es que sigue entrando gente a los bancos con cubrebocas, tal vez debido a que, cuando ya no se obligó al uso del cubrebocas al entrar a tiendas y bancos y, que el Sector Salud bajó la intensidad de su uso se llegó a informar que ya no era obligatorio, sino nada más para las personas que se sintieran mal de salud, sobre todo de las vías respiratorias tanto para protegerse a sí mismas como para que no hubiera la posibilidad de contagiar a alguien más. Así que tal vez por eso, hoy en día se mira a mucha gente que sigue portando el cubrebocas ya sea en la calle o en el transporte urbano.
Lo que sí es un hecho muy palpable es que se han documentado muchos casos de asaltos y robos a transeúntes, así como a comercios y negocios de todo tipo en que los asaltantes y rateros portan el cubrebocas, lo que por supuesto, los hace muy difíciles de identificar.
A propósito del cubrebocas, recordé una nota que apareció en el periódico Nayarit Opina el pasado sábado 24 del presente mes de mayo, firmada por el reportero, Rafael Delgado Gutiérrez, cuyo encabezado decía: “Salud pide no abandonar la cultura del cubre bocas”, en donde entre otros temas, dice que la Dirección de Medicina Preventiva de Nayarit, pide a la población no abandonar el uso del cubrebocas, para evitar contagios en esta de calores en que se incrementan las enfermedades del aparato respiratorio. También se señala en esta nota de Delgado Gutiérrez que el director de Medicina Preventiva, José Federico Cortés López informa que también hay coordinación con otras áreas de la Salud como la COFEPRIS y la COESPRINAY, quienes son las que se encargan de revisar los establecimientos que se dedican a la preparación de alimentos.
Así que tal vez por esta disposición de no dejar de lado el uso del cubrebocas se vean otra vez algunas personas en los puestos fijos y semifijos de productos alimenticios que despachan usando el mentado cubrebocas; sin embargo, y si bien dan la sensación de algún tipo de protección, está comprobado fehacientemente que el cubrir y tapar la exhalación del aire después de respirar es muy dañino para el organismo, pues se vuelve a respirar el dióxido de carbono que expele el cuerpo y, dañino, porque todo lo que expulsa un cuerpo viviente ya no debe volver a entrar al organismo.
Hasta antes de la supuesta pandemia de la influenza H1N1 en el año de 2009 en nuestro país, era raro encontrar a alguien usando cubrebocas a no ser que fueran del Sector Salud, pero entre la población, jamás. Y supuesta pandemia, porque ahora al paso de los años cada vez se comprueba más y mejor que todo aquello fue más bien como un caldo de cultivo para ver y comprobar qué tan manipulable estaba ya la población para el trancazo que vendría después a finales de 2019; y, supuesta también, por lo raro de que a los pocos días de ser declarada aquella del 2009, como por arte de magia se fue, pues de la noche a la mañana desapareció sin dejar alguna huellas.
Sea pues. Vale.
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