CON PRECAUCIÓN
Una opción sería la modificación y adecuación de las rutas urbanas
Por Sergio Mejía Cano
En la entrega anterior en que nos referíamos sobre el amago que hace el señor, Francisco Adolfo Avilés Valencia, presidente de la Alianza de Camioneros de Tepic y de Transpornay, de que existe la posibilidad de cancelar varias rutas del transporte urbano debido a que ya no son rentables; ahora, en el portal de internet del periodicoexpres.com.mx, el señor, Ramón Vargas en su columna, “Clave Secreta”, bajo el subtítulo de “A ver si pega”, señala que usuarios de la ruta Llanitos-Mololoa desmienten que ya no sea rentable esta ruta, pues casi a diario andan llenos de pasaje estas rutas.
Y sí, pues un servidor por lo regular hace uso de la ruta Mololoa, que abordo cotidianamente en las inmediaciones de la estación del ferrocarril, en donde por lo regular casi siempre me toca viajar de pie, pues todos los asientos van ocupados y, obviamente, también más pasajeros de pie, tomados de los pasamanos y no tanto de los huecos que algunos asientos traen en sus respaldos, ya que algunos de ellos están rotos o incompletos. En su columna, el señor Ramón Vargas hace el comentario de que posiblemente lo dicho por Avilés Valencia sea nada más un modo o medio de presión para solicitar en lo sucesivo un aumento en el transporte urbano; un servicio que más bien, siempre se debe de considerar como un servicio social y no como un medio de obtener ganancias en la inversión, sin invertir mucho por parte de los concesionarios y permisionarios.
Se entiende claramente que tanto comisionarios como permisionarios tienen que ganar por invertir, pero no esperar las perlas de la Virgen, pues también deben de entender que la economía de la mayoría de los tepiqueños y algunos visitantes no es de lo más óptimo que se quisiera, por lo que también deben de entender que un incremento al precio de la tarifa en los camiones urbanos, sería más un golpe a la economía de la mayor parte de los usuarios; y más, si para poder llegar a sus destinos tienen que abordar dos o más rutas, precisamente a lo mal diseñadas que están la mayoría de estas.
Así que, lo más opcional sería que en vez de suprimir algunas rutas por supuestamente no ser rentables, estas se deben de modificar y adecuar a las necesidades del público usuario. Una opción sería alargar las rutas y dejar atrás la costumbre de que la mayoría de las rutas lleguen al centro de la ciudad a los paraderos de la Plaza Antigua, la calle Veracruz, al costado poniente del mercado Juan Escutia, por la calle puebla entre Hidalgo y Zapata y otras paradas un poco más alejadas del centro de la ciudad, como por la calle Querétaro, entre Amado Nervo y Lerdo. Un claro ejemplo de rutas largas está entre otras pocas, precisamente la de Llanitos y Mololoa que parten de un punto a otro como de la colonia Reforma, más conocida como La Taberna y que atraviesan la ciudad hasta los contornos de La Cantera y viceversa o como las rutas Progreso 1 y 2, rutas que circundan la ciudad, es decir, son rutas de circunvalación.
Este sistema de rutas largas y de circunvalación dejarían más venta de boletos y, por ende, de ganancias debido a que el pasaje sube y baja constantemente a lo largo de la ruta; en la misma forma las de circunvalación de la ciudad, pues con el circuito a la ciudad tocan varios puntos neurálgicos para el usuario.
Un claro ejemplo del porqué las rutas que nada más llegan al centro de la ciudad y se regresan a la periferia se puede comprobar algún día festivo y de descanso obligatorio. Por la calle Querétaro, entre Lerdo y Amado Nervo, por lo regular entre semana casi siempre hay mucha gente esperando la ruta Faisán, ahí se llena el camión; sin embargo, en días festivo cuando mucho son dos o tres pasajeros quienes esperan esta ruta. Así que, al llegar el camión de dicha ruta, ahí se queda esperando más pasaje hasta diez minutos o más, pero nadie más llega, por lo que tiene que continuar casi vacío. Sin embargo, de ser una ruta de paso que venga de algún punto lejano de la ciudad, no tendría ese problema de la falta de pasaje, pues ya vendría más pasaje a bordo desde otros puntos por donde pasara esa ruta.
Existe la posibilidad de que sean los mismos dirigentes de las líneas de camiones quienes generen que el público usuario, al desesperarse al estar esperando el camión por lo tardado entre el paso de una unidad y otra, de acuerdo a sus itinerarios, mejor prefieran gastar en otro medio de transporte, aunque perjudique su bolsillo y así dejar sola la ruta de su preferencia o que los llevaría a donde van.
Sea pues. Vale.
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