CON PRECAUCIÓN
Sustento, veracidad y pruebas contundentes contra Zedillo
Por Sergio Mejía Cano
Ahora que los opositores a la Cuarta Transformación (4-T) desempolvaron de su aislamiento en los Estados Unidos al expresidente, Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000), resulta muy obvio que hayan salido voces a favor y en contra de la actuación que tuvo esta persona como presidente de nuestro país; afortunadamente son más las voces en contra que a favor debido a que muchos mexicanos de ambos sexos no olvidan las atrocidades que se cometieron durante este nefasto sexenio; no nada más en cuestión económica, sino de represiones que sufrieron infinidad la mayoría de los mexicanos de a pie.
Lo triste del caso es que, entre esa gran mayoría de ciudadanos y ciudadanas que también sufrieron los embates en aquel oscuro sexenio, tal vez ya lo olvidaron o jamás supieron ni se enterado de dónde y cómo les llegó el golpe, posiblemente por no investigar a fondo, por no interesarles en lo absoluto o quizás, también, por temor a represalias de algún tipo.
Es de suponer que, entre quienes hablan a favor de Zedillo Ponce de León no han leído la historia reciente de nuestro país o si la han leído toman toda la información como falsa o, como lo ha dicho el mismo expresidente, Zedillo: que son calumnias y difamaciones sin ningún sustento ni veracidad. ¡Ah, cañón! ¿Sin sustento ni veracidad? ¡Si todo o casi todo está plenamente documentado y justificado!
Afortunadamente sí hay generaciones que se adentraron en todo el acontecer político y financiero de lo que sucedió en aquellos años de la segunda mitad de los años 90 del siglo pasado; aunque, claro está, también hay, entre estas generaciones y gran parte de las nuevas que no logran entender por qué se está sacando a flote la administración de Ernesto Zedillo; pero, tal y como lo dijo la misma presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo (CSP) en su conferencia matutina del día de ayer viernes 1 de este mes que inicia que, por ser el número cinco, ojalá y se cumpla la máxima de que no hay quinto malo y que todas esas anomalías que se le atribuyen a Zedillo se aclaren de bien a bien, para purificar en parte, el ambiente tan oscuro que le han estado tratando de dar tanto al actual sexenio como al anterior.
Por más que Zedillo insista en que todo lo que se dice de su administración son infundios, difamaciones y falsedades, hoy en día se han estado dando a conocer públicamente lo que antes se consideraban puros rumores o teorías de la conspiración, ya que ahora se han estado dando a conocer documentos que prueban lo que se podría considerar o está estipulado como conflicto de intereses, pues se ha develado que, poco antes de la devaluación considerada como “el error de diciembre de 1994”, Zedillo notificó a sus allegados, así como a grandes empresarios y demás gente de gran poder económico sobre la devaluación próxima a darse, por lo que esas personas enteradas de lo que iba a ocurrir compraron dólares o sacaron su dinero del país, por lo que todo esto contribuyó aún más agrandando el estrago financiero en el país.
Este mentado error de diciembre hizo que una gran parte de mexicanos se quedaran sin dinero, sin casa, sin bienes muebles e inmuebles, etcétera. Pero esto no fue lo peor que pudo haber hecho Ernesto Zedillo, sino las crueles matanzas de campesinos en Aguas Blancas, en el estado de Guerrero en junio de 1995, así como la de Acteal, en el estado de Chiapas en diciembre de 1997, en donde, según se documentó en su momento, se masacró a familias enteras, así como ancianos, niños y mujeres embarazadas; todo, atribuido a la administración de Ernesto Zedillo Ponce de León, atribuido porque no se hizo nada para hacer justicia de estas crueles matanzas.
Respecto a la crisis económica que generó el error de diciembre, no era la primera vez que se incrementó el número de pobres en nuestro país, pues se había hecho un caldo de cultivo para empobrecer a un buen número de familias mexicanas en el sexenio de Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988), precisamente en el sexenio cuando los mexicanos fuimos millonarios de alguna forma; cuando los bancos daban mil pesos por cada millos que se invirtiera a plazo, así como la inflación de la Bolsa Mexicana de Valores; inflación que, cuando se dio aquel famoso “crack del 87” también hubo muchos mexicanos que perdieron todos sus bienes, lo que generó suicidios al por mayor, ya que mucha gente había vendido sus casas y bienes muebles e inmuebles ya fuera para invertir su dinero a plazos o en la Bolsa Mexicana.
Claramente fueron sexenios insensibles.
Sea pues. Vale.
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