LA SERPENTINA
POR GUILLERMO AGUIRRE
Víctimas de la edad
**El policía cibernético RICARDO HERNÁNDEZ, alerta de que están aumentando los fraudes a los ancianos y ancianas que utilizan los cajeros automáticos.
Refiere el agente de la policía cibernética de Nayarit, el joven RICARDO HERNÁNDEZ, que en estos días se han incrementado los fraudes y engaños especialmente a personas de la tercera edad, personas mayores de 65 años, hombres y mujeres, quienes con todo candor e ingenuidad caen fácilmente en la trampa de gandallas que se ofrecen para hacer favores en este caso en los cajeros automáticos para despojar a los senectos de su capital, mucho o poquito, pero los dejan sin saldo en sus cuentas bancarias.
El fraude funciona así, según el policía cibernético: cuando los pillos, y digo los, porque regularmente operan este tipo de engaños, dos o más personas, a veces incluso una mujer para infundir confianza a la víctima que lo menos que sospecha es que le quieren bajar sus ahorritos, o su pensión laboral, o la del bienestar ahora.
Bueno pues el caso es que llega un anciano a un cajero, entonces de manera sorprendente también llegan dos personas más, a veces aprovechando que la futura víctima está un poco sordo o sorda, se le acercan demasiado por alguna parte donde no los ve el futuro fraudeado.
Luego si es posible, uno de los trúhanes observa el NIP, pasword, PIN o clave bancaria con la que se mete a sacar dinero de su tarjeta, para entonces llega la otra persona que hace plática con el anciano o anciana, y en una forma aparentemente casual, hace que se le resbale o caiga al suelo la tarjeta al propietario que es el de la tercera edad, luego se ofrece a levantar la tarjeta, y en esa levantada de tarjeta , ya tiene lista otra tarjeta que no tiene saldo, y se la entrega al anciano, mientras que él pillo dice que ocupa utilizar el cajero automático.
Desde luego que utiliza el cajero automático, pero con la tarjeta del pobre senecto que ni imagina que le cambiaron su tarjeta de débito, hasta que la vuelve a utilizar y se da cuenta de que no sirve, ni siquiera tiene la clave que el engañado o fraudeado, usaba en su tarjeta ahora en manos de los vivales.
Este es sólo un método de engaño, existen tantos como los pillos necesiten para hacerse de dinero mal habido, y dicho sea de paso, esto no es novedoso, simplemente que hay épocas del año en que se incrementan este tipo de engaños a los adultos mayores, o los que antaño se llamaban jóvenes de la tercera edad.
Sobre este asunto debo agregar algunas palabras más, en primer lugar que todo mundo, no solo los hampones o pillos que hacen este tipo de robos, se aprovechan de los ancianos y ancianas que por cuestiones de la edad, suelen ser muy crédulos y además de su bondad traducida en este caso a ingenuidad o candor, tienen el problema en muchos casos no en todos, de que requieren el auxilio de una persona para ciertas actividades.
Por ejemplo, algunos no saben como utilizar o sacar dinero del cajero, otros si saben pero requieren que se les ayude a caminar, a otros que se les ayude a meter la tarjeta al orificio que para tal propósito tiene el cajero automático, otros más como lo dije antes, no oyen bien, no ven bien, no entienden las indicaciones, y pues son pasto fácil de los abusivos o vividores.
Para colmo de males, o para poner la cereza en el pastel, existen personas mayores de 65 años, algunos incluso de 80 o 90, que no quieren que sus parientes o familiares les ayuden, porque temen que éstos se vayan a quedar con algo del dinero que tienen guardado, es decir por la desconfianza con sus familiares, terminan confiando en gente extraña de apariencia noble, bondadosa, y pues se llevan desagradables sorpresas financieras.
Lo mejor sería que estos ancianos ni siquiera vinieran al banco, ni siquiera los dejaran salir a hacer transacciones financieras en ningún lugar, dada su condición física muy deteriorada, pero repito, existen ancianos y ancianas muy tercos, y como son los jefes de la familia, difícilmente se les puede contrariar.
Un ejemplo de la vida real sobre este asunto se dio cuanto un gerente del BBVA, en Compostela Nayarit, recibió la petición de una anciana que tenía sus ahorros en una cuenta con tarjeta de débito, en ese banco, sucursal Compostela, y entonces la anciana con toda la confianza del mundo, le pidió al gerente que le sacara algo de dinero, y también ella metía dinero y le depositaban una buena pensión mensual, así que le dio la tarjeta al gerente y claro, el número de PIN, para acceder, pues para resumir este asunto, el gerente terminó sacando el dinero de la anciana, y luego la mandó asesinar, aclarándose este asunto por una casualidad.
De este pelo es la confianza de los ancianos y ancianas, en los jóvenes, no saben que a veces traen intenciones muy negras dentro de su conciencia…hasta el lunes
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