CON PRECAUCIÓN
Algunos trágicos alcances vehiculares
Por Sergio Mejía Cano
En una charla informal con algunos compañeros jubilados y pensionados del ferrocarril se tocó el tema de cómo se han incrementado los accidentes de tránsito, tanto en la zona urbana como en la rural, así como en las carreteras y, por ende, salieron a relucir los accidentes ferroviarios no nada más en nuestra época productiva, sino también de los de la actualidad.
Es obvio que los accidentes de tránsito en las ciudades se deben al incremento del parque vehicular de todo tipo, aunque queda claro que ya no tanto el de bicicletas, pues cada día crece el riesgo para quien se aventura a andar en bici en días hábiles debido, precisamente, a la enorme cantidad de vehículos automotrices de todo tipo que existen hoy en día y, desde luego, al crecimiento de las manchas urbanas en todas las poblaciones del país.
Los accidentes de tránsito en poblaciones medianas y pequeñas, así como de las ciudades ídem se están dando más con motocicletas, pues no hay día que no salga en la nota roja información de esta clase de accidentes en donde infortunadamente algunos fatales. Pero también se dan en las carreteras los accidentes de personas conduciendo motocicletas, ya sea por choques entre la misma clase de vehículos o con otros mayores, así como con reses o equinos que atraviesan las cintas asfálticas; alcances y derrapes que, según se ha documentado, estos por derrapar han sido los más comunes, ya sea que se den por exceso de velocidad, por pérdida de control de la moto o por haber pasado sobre algún bache, pisar alguna piedra u otro objeto sobre la carretera.
Y, precisamente esa palabra de alcances, fue la que determinó que la plática derivara al respecto debido a los alcances de los que supimos cuando éramos ferroviarios de camino activos. Los alcances entre trenes en la misma dirección eran muy raros que sucedieran; sin embargo, se daban por determinadas circunstancias. Y eran muy raros porque con el sistema estándar, en donde los trenes se manejaban por horario con itinerarios determinados, así como por el derecho de trenes, estaba la regla 99 la que indicaba que si un tren detenía su marcha en circunstancias tales de ser alcanzado por otro tren, el miembro de la tripulación que le tocaba viajar en la parte posterior de todo tren, tenía que retroceder determinada distancia con las señales reglamentarias para hacer parar un probable tren que viniera detrás.
Lo anterior derivó en comentar los accidentes en carreteras tanto federales como estatales debido a que muchos de estos accidentes se han dado por alcances. El problema es que el conductor de un vehículo que es alcanzado por otro, aunque supuestamente no tenga culpa alguna, de todos modos, es detenido para investigación; así salte a la vista de inmediato que iba circulando con normalidad cuando de pronto otro vehículo se le estampa por la parte trasera.
En dicho reglamento estándar que estuvo en vigor en la otrora orgullosa ruta de la costa occidental, el Ferrocarril del Pacífico, en el último párrafo de la regla 91 se especificaba: “Cuando ocurran choques por la parte posterior, la responsabilidad recaerá sobre el tren que siga; pero esto no releva al tren de adelante de la obligación de protegerse debidamente.
Y fue esto último lo que prendió la mecha en la plática de jubilados y pensionados ferroviarios: la protección, pues algunos de estos compañeros siguen conduciendo su carro, así que al preguntarles si traían accesorios de protección en sus vehículos, para en caso de ser necesario y no poder seguir circulando en carretera, ponerlos en la carretera para avisar que estaba obstruida la carretera o parte de ella con sus carros. Lo curioso es que nadie traía fantasmas o conos anaranjados o rojos en sus vehículos; dos de los compañeros afirmaron al menos traer una linterna sorda, para aluzarse en caso de que les agarrara la noche en carrera y hubiera alguna falla y hacer señales a los vehículos que vinieran detrás.
Así que, volviendo a los alcances en carretera, se han dado casos que un vehículo está en un acotamiento correctamente bien estacionado fuera de los carriles de circulación constante; sin embargo, aun estando así en el acotamiento, se les han estampado en la parte posterior, ya sea de día o de noche, lo que indica que el conductor del vehículo que alcanzó venía distraído o se quedó dormido.
Otros alcances se han dado hasta cuando el vehículo alcanzado va circulando bien, así que, el que alcanza no midió o calculó bien la distancia o iba distraído o dormido.
Sea pues. Vale.
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