CON PRECAUCIÓN
Solo, triste y abandonado
Por Sergio Mejía Cano
Pues, como se dice coloquialmente: no hay fecha que no se cumpla ni plazo que no se llegue. De inmediato el día de ayer en la mayoría de los medios de comunicación, así como en redes sociales corrió la noticia de la sentencia de más de 38 años de prisión que otorgó un juez en Nueva York, en los Estados Unidos a quien fungió como secretario de Seguridad Pública en el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012), Genaro García Luna.
La fecha para dictar la sentencia se fue posponiendo varias veces, por lo que se comenzaron a señalar varias especulaciones al respecto debido al porqué se estaba posponiendo la fecha tan esperada; hubo personas que decían cosas muy inverosímiles como que ya se había muerto García Luna dentro de la prisión en donde estaba recluido, que se les había escapado, que estaba esperando una negociación de sus abogados con el juez, que se estaba gestando una amenaza al mismo juez y un largo etcétera de teorías de la conspiración. Sin embargo, hubo quien afirmaba que no era poca cosa lo que debía de determinar el juez al emitir su sentencia, pues tenía que valorar todo lo que se había presentado en el juicio, así como tener la certeza de que su decisión fuera de lo más justa debido al personaje del que se trataba, por ser un miembro predominante en un gobierno del país vecino: México.
El juez, Brian Cogan, de la Corte Federal del Distrito Este de Brooklyn, no nada más le dio 38 años de prisión, sino que además le dio un sermón indicándole que había actuado con dos caras y un largo etcétera de epítetos en su andar como policía al dar una cara de hombre de bien y de familia y otra trabajando para el narcotráfico; que ahora en nada lo podrían ayudar los premios que había recibido como policía, el haber sido nombrado en alguna ocasión como “el policía del año”, pues con todo lo que se había demostrado por parte de los fiscales que lo habían denunciado, tumbaba todos esos reconocimientos y premios. Ah, y también lo sentenció a pagar una multa de dos millones de dólares. Rematando el juez Cogan, diciéndole a García Luna que su conducta era igual a la de El Chapo.
Desde luego que esta noticia ha generado más alegría que tristeza en gran parte de la opinión pública. Si bien se esperaba una sentencia de 20 años a cadena perpetua, casi 39 años de prisión no son poca cosa, ya que, por ahora, Genaro García Luna tiene 56 años de edad, en caso de sobrevivir esos casi 39 años saldría de la cárcel de 94 años de edad, así que ya para qué. Porque aunque se diga que aún en prisión García Luna cuenta con cierto tipo de poder para estar dictando medidas hacia el exterior, es poco probable que ese supuesto poder lo pudiera mantener por cinco años o más, pues no es lo mismo estar haciendo planes estando en libertad que estando preso, por lo que sus mismos jefes, quienes al parecer ya lo han abandonado, estos irán desapareciendo físicamente poco a poco, igual sus subordinados quienes al ver que puede haber más negocio con otros capos que vayan apareciendo, pues irremediablemente dejarán también a García Luna.
Y si bien hay alegría por esta sentencia, en portales de internet ni redes sociales se han visto ni leído notas de tristeza o de indignación ni siquiera de los periodistas y comentaristas que antaño lo enaltecían y se decían sus amigos; vamos, tampoco se ha visto que los expresidentes a los que sirvió como Carlos Salinas de Gortari, Vicente Fox, Felipe Calderón ni Enrique Peña Nieto, se han pronunciado por esta sentencia, no han salido a defender a quien les sirvió a ojos cerrados y abiertos también. Es indignante que ninguno de estos jefes que tuvo García Luna ahora estén impugnando la sentencia; aunque hay uno que otro cuate que cree que no tarde en llegar a Nueva York, el expresidente Felipe Calderón Hinojosa con un grupo de los mejores abogados estadounidenses para apelar esa sentencia dictada a su gran amigo o su posible y probable jefe de jefes.
Hay algunos analistas que se extrañan que García Luna no haya involucrado a nadie más, porque si bien se esperaba que se declarara como testigo protegido y así hablar hasta por los codos del teje y maneje en los que se vio envuelto para delinquir abiertamente, se deba, tal y como lo señalan los periodistas, Álvaro Delgado y Alejandro Páez Varela, que lo hicieron callar con la condición de que su familia no pasaría hambres ni penurias de ningún tipo, pues no por nada le liberaron las cuentas bancarias a su esposa y a su allegado, Luis Cárdenas Palomino.
Sea pues. Vale.
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