CON PRECAUCIÓN
Por supuesto que hay niveles de lujos a lujos
Por Sergio Mejía Cano
La aún presidenta electa y próxima presidenta constitucional de Los Estados Unidos Mexicanos, Claudia Sheinbaum Pardo, ha dicho que vivirá también en Palacio Nacional, decisión que, desde luego, despertó voces a favor y en contra, tal y como cuando el todavía presidente, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), desde mucho antes de ser presidente, pues lo dijo posiblemente desde antes de ser candidato a la Presidencia de la República.
Ahora la otrora residencia oficial de Los Pinos, en donde moraron los presidentes de nuestro país desde Lázaro Cárdenas del Río hasta Enrique Peña Nieto, ha pasado a ser un recinto cultural del que se dice ya ha sido visitado por miles de personas para admirar tanto su interior y las obras que ahí se muestran, así como pasear por sus amplios jardines.
Así que, en cuanto voces a favor y en contra, es bueno recordar cómo algunos adversarios y detractores de AMLO, al no tener más qué criticarle, lo menos que varios llegaron a decir fue que su eslogan de “primero los pobres” no casaba con alguien que vivía en un palacio; y qué bueno que AMLO no decidió vivir en el Castillo de Chapultepec, porque si por decidir vivir en Palacio Nacional no le pareció a varias personas, de haber decidido vivir en el Castillo aún no se la acabaría con las denostaciones. Y tal vez no se decidió por el Castillo de Chapultepec, porque se ha documentado que dicho inmueble no es muy adecuado para vivir ahí y, además, ahí está un museo desde 1944 ya muy consolidado, conocido y visitado tanto por nacionales como extranjeros.
Sin embargo, tanto el Castillo de Chapultepec como el Palacio Nacional han servido de morada del emperador Maximiliano de Habsburgo, así como de los presidentes hasta Porfirio Díaz, quien después se fue a vivir precisamente al Palacio Nacional como otros de sus antecesores y otros personajes sobresalientes de México, como Juana de Asbaje (sor Juana Inés de la Cruz).
Así que la decisión ahora de la próxima presidente de nuestro país es viable debido a la comodidad de vivir en el corazón de la capital de nuestro país y ahí tener a la mano todo lo que se pueda requerir para atender los asuntos nacionales, pues a fin de cuentas es el Palacio Nacional y que es en donde debe y debió estar siempre el presidente de México en turno.
Y a propósito de cuando AMLO fue criticado por vivir en un palacio en donde podría haber muchos lujos, muebles de alta calidad, etcétera, es necesario decir que, por ser un inmueble emblemático de nuestro país, tanto su exterior como su interior necesitan de un mantenimiento y revisión constante, pues hay que tener en cuenta que es un edificio muy antiguo y que está asentado en un terreno fangoso con la posibilidad de sufrir algún tipo de hundimiento. Y, en cuanto a su interior respecto a mobiliario la mayoría de estos muebles también son muy antiguos y, si hay más modernos, pues esto es necesario, pues ni modo que AMLO y ahora Claudia se acuesten a dormir en la cama en la que durmió don Benito Juárez y los demás personajes que vivieron ahí.
Pero si de lujos hablamos, la otrora residencia oficial de los presidentes, Los Pinos, no se distinguió por ser un inmueble con mucha austeridad y menos en el sexenio de Vicente Fox Quesada (2000-2006) en donde hasta se construyó una cabaña presidencial en donde se envolviera el amor de la pareja presidencial y hasta con toallas de miles de pesos, ya no se diga de los cubiertos y loza de los que ahora ni rastros han quedado.
Algunas personas conocidas que han visitado como turistas el ahora recinto cultural de Los Pinos dicen que aún quedan algunos rescoldos de aquellos lujos con los que convivieron los anteriores presidentes hasta antes de AMLO, quien ya no disfrutó de esos lujos, aunque se documentó que al finalizar el sexenio de Enrique Peña Nieto (2012-2018), prácticamente desaparecieron muchas cosas que llegaron a estar ahí como precisamente cubiertos, loza, mantelería y cubiertos de cama y hasta cuadros, esculturas y demás obras de arte de las que nadie supo y nadie sabe a dónde fueron a parar.
Quienes han estado o han conocido el recinto del Poder Judicial y los salones en donde sesionan los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, afirman que los lujos que pudiera haber tanto en Palacio Nacional como anteriormente en Los Pinos, son poca cosa con lo lujoso de todo lo que hay al interior del inmueble del Poder Judicial tanto en escaleras, mobiliario, recubrimientos y accesorios en los baños; todo muy ostentoso.
Sea pues. Vale.
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