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LA AUTOCRÍTICA Y EL DESEMPEÑO PROFESIONAL

LA AUTOCRÍTICA Y EL DESEMPEÑO PROFESIONAL

Por Juan Alonso Romero

“La autocrítica es un ejercicio, para evaluar a una persona o a un colectivo, a través de un examen crítico y analítico de su desempeño. Analizando su comportamiento y midiendo los resultados obtenidos sobre las tareas que se le encomendaron. Es un método indispensable, para lograr el mejoramiento personal o colectivo”. Literatura sobre desempeño de personas o de colectivos.

LA AUTOCRÍTICA

La autocrítica es un método necesario en la vida personal. En el seno de la familia. En el desempeño laboral, académico, profesional, deportivo o en el campo de la política.

La autocrítica nos permite eliminar personalismos, autocomplacencias y sentido erróneo de autosuficiencia. Pensando que no cometemos errores. Que lo sabemos todo. O que, si somos jefes, hacemos nuestra la falsa aseveración: “De que el Jefe, nunca se equivoca”

O incluso, “que, si se equivoca, vuelve a mandar.”

La falta de autocrítica, es el camino más corto para llegar a la soberbia. Pero también a la famosa “discrecionalidad” que suele existir en la vida de la empresa privada o de la función pública.

Donde la norma, la ley y el protocolo, son sustituidos por la autorización del jefe, al margen de la norma, la ley o del protocolo. Con las consabidas malas consecuencias.

Generando con ello, el nacimiento del caudillismo o del hombre o mujer “iluminados”. Cercanos a lo divino e infalible. El surgimiento del dirigente infalible, fuerte, único.

EN LA VIDA POLÍTICA

En la vida política, hay dos faltas que han hundido y continúan hundiendo a los partidos políticos en México y en el mundo.

La falta de autocrítica.

La falta de crítica.

La crítica, sencillamente consiste en la buena práctica de escuchar la opinión de los otros. De aceptar evaluaciones.

Ambas, son brújula y timón, para evitar desviaciones.

O bien acciones al margen de las normas que guían a los partidos. O al gobierno, o a las corporaciones privadas. Los documentos básicos.

Estatutos.

Declaración de principios.

Programa de acción.

Que son elementos insalvables en el manejo de un partido político. Al que están sujetos cuadros, dirigentes y militantes.

LAS CONSECUENCIAS

Permitiendo que las dirigencias sin estas dos sanas prácticas, se impongan junto con un núcleo de seguidores, en los Comités Nacionales, Estatales y Municipales de sus partidos.

A los cuales, en lapsos no muy largos, conducen a los fracasos electorales. Motivando divisiones internas. Como pérdida de cuadros y de militantes. Incluso, dándose el lujo los insensibles “líderes”, de avalar que el partido seguirá existiendo a pesar de “este transitorio revés”. Teniendo la dictatorial decisión muchas veces, de quedarse por tiempos prolongados con el control del partido. Al cual, por sus malas prácticas, lo tienen desgastado y en proceso de extinción.

Declarando de manera insensible, que “hay partido para rato”. O que los daños recibidos, se resolverán con una reunión de “reflexión y análisis” de lo acontecido. O convocando a un evento nacional de consulta a los cuadros de los estados y de los municipios. Para intentar permanecer en la dirigencia.

LA SOBERBIA

La falta de autocrítica y la no aceptación de la crítica, lleva a la soberbia de la NO aceptación de los errores. De no tomar en cuenta los puntos de vista de expertos, académicos, analistas, encuestas o de los mismos resultados electorales. Justificando las opciones que ellos, ellas y sus cercanos, han ido tomando en su beneficio en los puestos de elección popular – generalmente plurinominales – o negociando posiciones para su mejora personal.

 Llamando incluso “traidores” a aquéllos, que, al no coincidir con el manejo de esos liderazgos, se salen del partido y se anotan en otro. O se retiran simplemente de la militancia, de la dirigencia o de apoyar a ese partido.

TODO SE PAGA

En la vida política, parece ser que los cobros, son a muy corto plazo. Sobre todo, en el prestigio de las malas dirigencias. Como también en los daños que los malos dirigentes les ocasionan a sus partidos. Chocando con figuras del mismo partido, que no coinciden con ellas y ellos. Haciéndolo de manera explícita en los medios de comunicación masiva. Calificando y descalificando a todo aquél o aquella, que no coincida con su forma de dirigir o mal dirigir al partido.

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