CON PRECAUCIÓN
Cómo resurgió, en su momento, la CROM en Nayarit
Por Sergio Mejía Cano
Casi al inicio del gobierno de Antonio Echevarría Domínguez (1999-2005), en el estado de Nayarit, surgió un conflicto con los taxistas por la negativa para el aumento de tarifas por viaje; sin embargo, el señor Echevarría Domínguez no se intimidó con los paros de este servicio público de transporte que habían iniciado las diversas organizaciones de taxistas, pues acudió a los automovilistas particulares que quisieran ofrecer este servicio. Así que, según se informó en su momento, los taxistas doblaron las manos.
Pero esto no paró ahí, pues el entonces gobernador nayarita revivió la ya casi extinta, por lo menos en Nayarit y otras entidades del país, la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), para ofrecer legalmente bajo la bandera de esta organización obrera permisos para taxis. Así que algunos allegados al señor Echevarría Domínguez, de los que algunos aprovecharon para llevar agua a su molino, comenzaron a organizar juntas y asambleas a donde acudían quienes estuvieran interesados en adquirir ya no nada más un permiso para taxi, sino también para combis, camionetas de carga liviana y hasta góndolas para el transporte de material.
Debido a este movimiento varios de los ya exferrocarrileros que habían quedado en la calle gracias a la reprivatización de las líneas férreas en el país, lo mismo que otros ferroviarios que tuvieron la suerte de ser recontratados por la empresa concesionaria, Ferromex, así como otros ciudadanos de diversos estratos sociales, quienes muchos de ellos siguen disfrutando de sus permisos de transporte, así como los familiares de quienes ya abandonaron este mundo.
En su momento se vio la posibilidad de crear un neo servicio que combinara carga liviana con pasaje, pero al parecer no fructificó esta oferta. Respecto a las camionetas de carga liviana, muchas de las ofertas fueron prácticamente desdeñadas, pues la mayoría de los interesados e interesadas en adquirir un permiso de transporte urbano, le tiraba a un permiso principalmente de taxi o combi; respecto a las góndolas de transporte de material tampoco tuvieron mucho éxito que digamos; sin embargo, para algunos de los aspirantes peor era nada, así que hubo quien aceptara esos permisos para góndolas.
Hoy en día se ven a exferroviarios conduciendo sus propias combis, sobre todo en las rutas de la presa hidráulica de Aguamilpa, para Bellavista y Francisco I. Madero (Puga), así como una que otra en servicio de la zona urbana.
Respecto a las de carga liviana, por lo menos me tocó ver a dos exferrocarrileros ofreciendo su servicio en el mercado de Abastos de la colonia Santa Teresita, en la capital nayarita, pero uno de ellos lamentablemente ya falleció; otro más en vez de ir al mercado de Abastos, se dedicó y se dedica aún a dar servicio en las mueblerías o acarreando menajes de casas cuando alguien cambia de domicilio.
Claro que como casi siempre sucede, entre los exferrocarrileros que habían adquirido sus permisos por medio de la CROM, para el transporte de diversa índole, a unos les fue y les ha ido bien, pero a otros no tanto, por lo que se vieron obligados a vender su permiso posteriormente; otros lo cedieron a sus descendientes al verse impedidos por la edad o alguna enfermedad que ya no les permitió manejar óptimamente y para no meterse en broncas vehiculares, dejaron de conducir su taxi o combi. Y si bien entre estos beneficiados hay quienes siguen conduciendo y teniendo un solo taxi o combi, también los hay, según se comenta entre el gremio ferroviario, que hay compañeros que han logrado adquirir otro permiso más, por lo que ahora le dan trabajo como choferes a otras personas, ya sea en taxi o combi.
Con esto que sucedió gracias al paro del transporte urbano en el affaire con Antonio Echevarría Domínguez, se cumple la sentencia de que “no hay mal que por bien no venga”, ya que, de no haberse dado este conflicto, quienes se vieron beneficiados gracias al renacimiento de la CROM en Nayarit, sabe qué hubieran tenido que hacer para poder mantener a su familia.
Y si bien quizás hubo personas que se aprovecharon de esta medida sin tener necesidad, por lo menos sí hubo otra gente que en realidad sí necesitaba de un tipo de apoyo como el que surgió debido al conflicto del transporte público urbano; así como los automovilistas particulares que, en un principio, le tomaron la palabra al señor Echevarría Domínguez.
Hoy en día se dice que, en caso de volver a surgir un capricho de los transportistas, se quitarán las concesiones.
Sea pues. Vale.
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