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La narrativa del debate

CON PRECAUCIÓN

La narrativa del debate

Por Sergio Mejía Cano

En una reunión con unos camaradas salió a relucir el debate del pasado domingo entre las candidatas y el candidato a la Presidencia de la República. Uno de los presentes comentó que no le cuadraba el hecho de que, en Mazatlán, Sinaloa, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), en su conferencia matutina, antes de que comenzara el eclipse, había dicho que el debate había estado bien, “requetebién” y, que en la mañanera de ayer martes 09, criticó el mismo debate aduciendo que más bien había sido un ataque a su gestión.

AMLO se refirió a la narrativa dada en este debate criticando que se les hayan dado a los moderadores qué preguntas hacer, unas preguntas que supuestamente habían sido hechas por la ciudadanía de todo el país; sin embargo, el presidente señaló que más bien eran pronunciamientos que denostaban su gestión, sus programas y, sobre todo se refirió a la periodista Denise Maerker, cuando preguntó a los debatientes sobre cómo se haría para combatir la corrupción, a lo que AMLO no estuvo de acuerdo al afirmar que durante todo su mandato si algo se había hecho, era estar luchando contra la corrupción; que si acaso Denise no se había dado cuenta de que ahora, los evasores de impuestos de antes, ya pagaban sus contribuciones. Claro que se le notó una cierta alteración a AMLO cuando se refirió a este señalamiento.

Obviamente que, en esta conversación con mis camaradas, salió a relucir también el actuar de cada una de las candidatas y el candidato, haciendo eco en lo referido por diversos analistas y comunicadores que analizaron el debate una vez terminado, como en el programa de Julio Astillero y Los Periodistas de “Sin embargo al aire”; programas en YouTube que, en sí, se destacaron -sin agraviar a otros medios- como imparciales, serios y congruentes.

También se coincidió por unanimidad en esta charla de camaradas respecto a la posibilidad de que a la candidata, Xóchitl Gálvez Ruiz, se le hayan hecho llegar anticipadamente sobre qué versarían las preguntas para que fuera o le fueran haciendo los acordeones para saber que contestar; lo que a la mejor sí sucedió, pues en su espacio, la señora Xóchitl tenía un montón de papeles a los que en todo momento se la pasó hojeando y revoloteando como buscando las respuestas ya escritas; desde luego que esto es pura especulación. Sin embargo, la forma y modo en que se condujo esta candidata de la oposición dejó ver claramente la evidencia de que así fue: que ya llevaba un formato preparado para responder, el problema fue que tal vez se hizo bolas con tanto papel que la hizo regar el tepache feamente.

A la señora Gálvez Ruiz le pasó algo similar a cuando en el Monumento a la Revolución se le interrumpió el discurso escrito que estaba leyendo, por lo que tuvo que improvisar, según sus propias palabras, pero aún estaba leyendo el mentado telepronpter o algo así, cuando dijo que tenía “hambre de sed y de justicia”, tal vez queriendo emular al malogrado candidato del PRI, Luis Donaldo Colosio Murrieta, a pesar de que la frase emitida por Colosio en aquel memorable discurso del 06 de marzo de 1993, la había leído correctamente; sin embargo al minuto siguiente  tergiversó esta misma frase. Así que no por nada, en el debate del pasado 07 de abril, la señora dijo que había que preguntarles a los muertos, respecto al supuestamente mal manejado sistema de Salud durante la pandemia o peor aún: al decir que al menos en “el 36 por ciento de las actas de nacimiento tienen una clasificación donde no significa la muerte”. Y, además, por su fuera poco, en su minuto para el mensaje de despedida tuvo que leer, lo que la distrajo de tal manera que no se fijó en la posición del escudo nacional, al que mostró al revés.

Ahora bien, en cuanto a lo dicho por AMLO de que el debate había estado requetebién, a posteriormente criticar la narrativa del mismo, existe la posibilidad de que tanto el mismo presidente como su grupo de analistas, se hayan puesto a revisar punto por punto y cuadro por cuadro, tal vez no una, sino varias veces, todo lo que aconteció en el debate dándose cuenta fehacientemente de errores y posiciones corporales no nada más de una de las candidatas, sino de los tres aspirantes a ocupar la silla presidencial para el sexenio 2024-2030.

Sin embargo, a la mejor los analistas, junto con el propio AMLO, enfocaron sus baterías más sobre Xóchitl que en los otros dos candidatos, precisamente para cacharla más en sus mentiras y dichos fuera de toda norma y congruencia.

Sea pues. Vale.

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