CON PRECAUCIÓN
Edificios y monumentos esperan los daños ya habituales
Por Sergio Mejía Cano
En algunos portales de internet se informa que la señora Xóchitl Gálvez Ruiz reclama al presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) que debe abrir las puertas de Palacio Nacional a los padres y madres de los 43 estudiantes desaparecidos en septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero. Sin embargo, también pudiera ser porque a ella misma le cerraron estas puertas cuando quiso acudir a la conferencia matutina, supuestamente para ejercer su derecho de réplica.
Ya desde hace tiempo que se ha documentado que alrededor del Palacio Nacional ha estado permanentemente un muro metálico como protección, no se dice si esa permanencia es a diario o solamente en los días cuando hay manifestaciones que, por lo regular ya son cotidianas las que se dan en la Plaza de la Constitución, también conocida como el zócalo.
Pero, ¿cómo no va a defenderse un edificio histórico como lo es el Palacio Nacional contra actos vandálicos? Entonces, si pudieron llegar a una puerta las personas que supuestamente iban abriendo a los padres de los 43 estudiantes de Ayotzinapa que se dice, querían entregar documentos a AMLO, quiere decir que ese muro de contención alrededor de Palacio Nacional que se dice es permanente no estaba tal y como se ha dicho.
Tal vez esta puerta ya no sea una de las originales de cuando se construyó este edificio en donde también, según lo dice la historia nacional, ahí vivió y murió el benemérito de las Américas, don Benito Juárez en 1872; pero como sea, esta puerta que destruyeron ahora de todos modos pertenece a un inmueble histórico de mucha trascendencia para la mayoría de los mexicanos que amamos a nuestro país, por lo que todo acto vandálico en contra de todo edificio o monumento, por más dolor y sentimiento que haya en algunas personas por la desaparición de sus seres queridos, no se pueden considerar como actos patrióticos de ningún modo, sino de destrucción que a nada llevan.
Y a propósito de actos vandálicos en contra de edificios y monumentos históricos, ya mañana se conmemora el “Día de la Mujer”, en donde últimamente como cada año se espera que, en las marchas de manifestantes, sobre todo puras mujeres y quizás uno que otro varón disfrazado aprovecharán nuevamente esta fecha para hacer sus pintas y tratar de destruir todo tipo de inmuebles, sobre todo históricos y ya de paso hasta comercios que se atraviesen a su paso.
Por desgracia, estos actos vandálicos ya se están haciendo costumbre debido a que ya mucha gente los toma como normales, así lo han demostrado algunos comerciantes que prefieren cerrar sus negocios y comercios y algunos más hasta blindarlos de algún modo para proteger sus aparadores y puertas; vallas protectoras que de todos modos al menos no se salvan de ser pintarrajeadas con frases profeministas, de ni una más, de alto a la violencia contra la mujer y un largo etcétera de frases que a diario se dicen, pero que como las que se plasman en bardas, paredes y edificios y monumentos, son las mismas de siempre y que al parecer tal vez a algunas autoridades y gente común ya no les dice gran cosa por ser y significar el mal que sufren muchas mujeres a diario y que posiblemente tendrán que seguir soportando. Así que a la mejor hasta que a alguna de las mujeres de esas personas que son omisas a los reclamos de las mujeres lleguen a entender y comprender que algunos de los reclamos en los actos vandálicos tienen mucha razón de ser.
Pero sea como sea, ¿qué culpa tienen edificios y monumentos, así como templos del disgusto femenino? Cada año y en algunos otros actos y fechas, tanto el Palacio de Gobierno, así como el Palacio Legislativo aquí en la capital nayarita han sufrido embates de actos vandálicos, sobre todo con manchas de pintura y uno que otro vidrio roto, por lo que ha sido necesario que ambos inmuebles se vean obligados a cerrar sus puertas, lo que también disgusta a varias personas debido al cierre de sus puertas alegando que se les dice que son las casas del pueblo; podría ser, pero no para un pueblo agresivo, sino para un pueblo respetuoso y consciente de que esos edificios no son para que descarguen sus frustraciones y penalidades ni mucho menos sus traumas y debilidades mentales. Siempre podrán ser las casas del pueblo cuando se comporten como en la suya propia.
¿Quién en su sano juicio destruye su propia casa? ¿Quién con dos dedos de frente le da de martillazos a las paredes de sus casas o escribe con pintura la fachada con frases ofensivas y rompe los vidrios de puertas y ventanas?
Sea pues. Vale.
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