La política mexicana en declive
Por Sergio Mejía Cano
El abstencionismo en los comicios electorales en nuestro país ha sido el gran triunfador, y más en los últimos años en donde la participación ciudadana para acudir a las urnas es muy baja; claro que con sus raras excepciones en algunas entidades y municipios. Gran parte de la ciudadanía se muestra apática en cuestiones electorales no tanto por no estar politizada, sino más bien decepcionada por el comportamiento de buena parte de la clase política. La credibilidad en los partidos políticos se comenzó a dar cuando muchos políticos empezaron a saltar de un partido a otro no tanto por convicción e ideología, sino más bien por intereses particulares y de grupo; aunque también al ver que sus partidos nodriza dieron muestras de hacer agua y hundirse irremediablemente.
La salida del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano del Partido de la Revolución Democrática (PRD), partido político del que fue cofundador no fue por motivos de abandonar la política, sino más bien porque comprobó fehacientemente que los grupos que él mismo permitió que se crearan al interior de este partido fueran desvirtuando los principios que dieron origen a esta asociación política; una desvirtuación a tal grado que hoy en día el PRD es una vil caricatura de lo que una vez fue y significó para mucha gente que llegó a creer que había llegado un partido político que estaría por siempre al lado de las clases más desprotegidas y sufridas de siempre.
Sin embargo, más pronto que tarde gran parte de los que se aglutinaron en el PRD enseñaron el cobre dejando ver que si se habían afiliado a este partido fue nada más por puro interés personal y de grupo para no volver a vivir en el error, es decir, vivir fuera del presupuesto.
Algo similar ha estado ocurriendo como en los inicios del PRD, pues infinidad de saltimbanquis se han estado allegando al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), asociación política ahora en el Poder y con visos de seguir algunos años más, hasta que le pase prácticamente lo mismo que le ocurrió al PRD, pues aunque se diga que al interior de Morena no se permiten los grupos o tribus, queda claro que la clase política en México es y será la misma siempre; que no cambiará de la noche a la mañana, por lo que las patadas bajo la mesa entre sus ahora integrantes ya se comenzaron a oír debido a la repartición de curules en ambas Cámaras y, obviamente en las candidaturas de todo tipo que estarán en juego el próximo año. Ha quedado claro que una candidata o candidato por más muestras de servicio a la sociedad que tenga, si no se alinea a determinados dictados o le pudiera tumbar el lugar a alguien más que sea el ungido o ungida, quedará fuera del juego político por más mejores intenciones de servicio tenga para el bienestar de la sociedad; si un gobernador o presidente municipal ya tiene a sus favoritos, difícilmente podrá llegar otra persona a buscar determinado puesto ya sea de elección popular o por la vía plurinominal si no está en la mira de quien mueve los hilos políticos en las entidades o municipios correspondientes.
Es una tristeza bárbara que en nuestro país se pierdan mentes brillosas en cuestiones políticas y se vayan al ostracismo político nomás por no ser sumisas o por dar muestras de que una vez en el cargo serán independientes y que no acatarán la línea a seguir que dicte esa mano que mece la cuna o en todo caso, tal y como se ha dicho, aunque solo sea un rumor, de que no quiera dar parte de su salario a quien impulsó a un político o política para comenzar a jugar en las ligas políticas con la posibilidad de poder llegar a las grandes ligas a nivel federal.
Pero también hay entes políticos que se ahorcan solos y que los hace desaparecer del escenario debido a su soberbia, a no saber esperar mejores tiempos, a reconocer que no es el momento por no tener las preferencias del electorado; sin embargo, lo más raro de todo esto es que si bien desaparecen políticos con las mejores disposiciones de servicio, en los últimos años, más específicamente de Vicente Fox Quezada a la fecha, han salido supuestos políticos de ambos sexos que dejan mucho qué desear con su actitud queriéndose hacer los graciosos emitiendo palabras mal dichas para determinadas circunstancias o dichos valentones, pero que por desgracia, a mucha gente les caen en gracia y hasta vota por estos personajes de caricatura.
La política en nuestro país se ha denigrado no tanto por la clase política, sino por el electorado que le da por votar por comediantes. Sea pues. Vale.
Más historias
Rendición de Cuentas: Héctor Santana destaca avances y compromisos para Bahía de Banderas
VERÓNICA DELGADILLO GARCÍA ACOMPAÑA AL GOBERNADOR ENRIQUE ALFARO A LA ENTREGA DEL HOSPITAL CIVIL
A la basura siete órganos autónomos