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LA SERPENTINA

POR GUILLERMO AGUIRRE

Hartazgo social

**Buenas noticias nos da el director de los juzgados cívicos, JORGE OLIVARES FLORES, dice que ya muchos se animan a denunciar a sus vecinos ruidosos, indolentes y perjudiciales, los nacos pues.

Pues me parece una buena noticia la que dio a conocer el director de los Juzgados Cívicos de Tepic, el abogado JORGE OLIVARES FLORES, en el sentido de que más personas se están animando a ya no soportar los abusos de parte de sus vecinos, borrachines, ruidosos, escandalosos, violentos, en pocas palabras, esos vecinos que suelen ser un poco de indolentes en los muchos barrios que hay en la capital de Nayarit.

Cuando digo indolentes, me refiero que son los vecinos que ponen las bocinas con orientación a las calles, pero a decibles infames, de tal manera que no dejan dormir al resto de la barriada.

Claro que se entiende que estos son unos complejos de gente pobre, gente que quiere con unas bocinas compradas en Coppel o en Elektra, presumir que tiene un gran sonido, quiere provocar que todo mundo sepa que tienen unas bocinas de grandes volúmenes.

El hecho es que dice el licenciado JORGE OLIVARES FLORES, que desde hace algunos meses hasta hoy, las denuncias en contra de esos clásicos hombres de familia, que hacen fiestas en las salas de sus casas, casas como las del INFONAVIT, en donde el espacio para las fiestas es de dos metros por cuatro, esto es, el espacio donde ponen los sillones y la televisión, pero ahí llevan sus bocinas, le ponen música de Chalino Sánchez, o de esas cumbias chafas tocadas con puro órgano y un bajo, y el ruido deformado por la mala calidad de las bocinas, retumba en todos los departamentos.

Lo peor es que cuando algún vecino va a pedirle al infractor que si le puede bajar poquito porque mañana van a la escuela o a trabajar, el festejante, se enfurece y dice que esa es su casa, y que ahí nada lo puede molestar.

Es en este momento en donde entran en acción los juzgados cívicos de Tepic, y en donde el director de los mismos, el ya mencionado JORGE OLIVARES FLORES, señala que ya hay más gente que se anima a denunciar a los abusadores.

Ahora bien, estos juzgados también reciben denuncias por otras alteraciones al orden público, como, por ejemplo, por los que hacen sus necesidades fisiológicas en las banquetas y teniendo enfrente niñas, niños, muchachas, señoras, etcétera.

Pero este hecho, de que están aumentando las denuncias, nos da otra enseñanza, o lección, la lección de porque hemos de dejar que otros ciudadanos, otras personas que tienen exactamente los mismos derechos y claro obligaciones, tengan que estar constantemente abusando de su estatus de machismo, de gritones, de soberbios o violentos, nomás porque ellos son así y la gente buena, noble, trabajadora, está obligada a soportarlos.

Parece que este cliché de que el borrachín de cada semana, ya empezó con su sonido a todo volumen, se tiene que acabar, y se tiene que acabar por la simple razón de que todos los que vivimos en un cierto barrio, tenemos los mismos derechos, y entre esos derechos se encuentra el de vivir con tranquilidad en nuestro respectivo barrio.

Por otra parte, dice el licenciado OLIVARES FLORES, que también esos festejos rancheros, chairos, chairos, en donde la gente cierra una calle nomás porque tiene que celebrar un cumpleaños de alguien con una carnita asada, también se está acabando, lo cual no sólo es algo justo, sino necesario.

Porque oiga usted, no es posible que porque alguien se está emborrachando en las afueras de una casa determinada de un barrio, se cierre la calle con unas camionetas, con unas sillas, provocando con esto que se tenga que dar vuelta a dos o tres cuadras del lugar en donde llegaríamos en forma directa.

Esto de cerrar calles porque se está quebrando una piñata, y se pone un brincolín, a todo lo ancho de la calle, es una demostración de inferioridad, es un complejo de pobreza, de apocamiento, que se quiere quitar, haciendo este tipo de actos.

Por cierto, ojalá que el licenciado JORGE OLIVARES FLORES, tome nota de los que se ponen a velar un muerto y cierran las calles, esto como si a todo el barrio le interesara el muerto, o tuvieran el dolor de los parientes.

Ciertamente se comprende el momento que se vive, pero es un momento de una familia, no de todo el barrio, al que obligan a tomar otras calles, provocando con esto molestia con el muerto y sus familiares.

Parece que es tiempo de vivir en la civilidad, y por eso hay juzgados cívicos, a seguir quitando costumbres nacas, ni modo, a veces sólo con las sanciones se aprende…hasta mañana

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