Ojalá y siga persistiendo la gran familia ferrocarrilera
Por Sergio Mejía Cano
Con gran expectativa se espera el decreto presidencial para volver a restablecer el servicio de trenes de pasajeros, por parte del antiguo gremio ferroviario y posiblemente hasta de algunos trabajadores activos. Se entiende que a una gran mayoría de los antiguos ferroviarios ya no les tocará ver y comprobar la posibilidad de ver de nuevo correr trenes de pasajeros, la expectativa se debe a la posibilidad de que sus descendientes lleguen a trabajar en los ferrocarriles para que continúe la tradición de la gran familia ferrocarrilera.
Tradición de la gran familia ferrocarrilera debido a que últimamente han entrado a trabajar en los ferrocarriles muchas personas de fuera, es decir, sin arraigo ni cepa ferroviaria, por lo que no tienen ni toman en cuenta la historia de los ferrocarriles en nuestro país, ya que a tal grado ha llegado esta desconsideración que, por ejemplo, el 07 de noviembre que se festeja el día del ferrocarrilero ni en cuenta lo toman, tal vez por ignorar lo que esta gesta heroica significa precisamente para la gran familia ferrocarrilera.
Claro que esta expectativa de que vuelvan a rodar los trenes de pasajeros tiene varios matices o puntos negros, pues podría haber mucha resistencia de los actuales concesionarios a los que solamente les interesa mover mercancías, no así los trenes de pasajeros a los que consideran un estorbo y más, por no significar ganancias económicas, pues por más de lujo y modernidad que pudieran ser, el costo del pasaje no podría ser muy elevado debido a la situación económica de la mayoría de la población, por lo que el precio de los pasajes tendrían que ser lo más accesibles posibles para esa gran mayoría de la población con una precaria situación económica.
Otro punto negro podría ser el de la resistencia de los propietarios de las líneas del autotransporte foráneo que, hoy en día, son los amos y señores de las carreteras; y más, porque en su momento se llegó a rumorar que fueron precisamente los dueños y concesionarios del transporte carretero de pasajeros los que contribuyeron en buena medida para que se cancelaran los trenes de pasajeros, por significar una clara competencia, pues mucha gente siempre prefirió viajar en tren que en autotransporte, así se llevara más tiempo en llegar a sus destinos.
En su momento se llegó a decir que políticos de altos vuelos eran los dueños de varias de las líneas de autotransporte foráneo, unas líneas que de un día para otro comenzaron a modernizar sus unidades obligando a las demás a hacer lo mismo so pena de caer en desgracias en las preferencias de los viajeros.
Así que si hay políticos de altos vuelos involucrados en el transporte de pasajeros por carretera, lo más probable es que si siguen contando con ciertas influencias, lleguen a poner todo su empeño para hacer desistir a los inversionistas que quieran entrarle a la concesión del servicio de trenes de pasajeros; otros inversionistas, porque lo más probable es que los actuales concesionarios que ahora transportan puras mercancías por las vías férreas se nieguen a prestar el transporte de pasajeros por no considerarlo viable debido a que no les significarían ganancias en lo absoluto y sí entretención y estorbo para los trenes de carga que son los que sí dejan enormes ganancias.
Entretención y estorbo para los trenes de carga, porque a los trenes de pasajeros se les tendría que dar preferencia de paso, prioridad en el tránsito ferroviario, precisamente por transportar pasaje que, en el buen sentido de la palabra, la gente es más importante que cualquier tipo de carga, así sea perecedera.
En caso de que los actuales concesionarios no quieran saber nada de los trenes de pasajeros y, como quedó dicho líneas arriba, de que los dueños de las líneas del autotransporte foráneo pretendan disuadir a los posibles inversionistas que sí quieran entrarle a manejar trenes de pasajeros, entonces será el mismo gobierno federal el que tendrá que aprovechar la cláusula que autoriza a que en caso de que la Nación Mexicana requiera del servicio de trenes de pasajeros aplicará dicha cláusula por causa de utilidad pública.
Y es precisamente la causa de utilidad pública la que dio pie a la nacionalización de los ferrocarriles en nuestro país aquel 23 de junio de 1937, cuando el entonces presidente, don Lázaro Cárdenas del Río, decretó dicha nacionalización y más, porque la Sociedad Anónima que administraba los ferrocarriles en México, lo hacían más con fines de lucro que por servicio social.
Sea pues. Vale.
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