LA CULTURA COMO FACTOR PARA LA TRANSFORMACIÓN: JUVENTUD EN LA ERA DIGITAL.

Manuel Montaño.

Agosto 2023.

En un mundo donde la tecnología impulsa nuestra realidad y la globalización nos conecta como nunca antes, los jóvenes enfrentan una dualidad: la riqueza de experiencias y la complejidad abrumadora de una existencia digital. Las máquinas determinan sus interacciones y monetizan su atención sin pausa. En este contexto, las narrativas digitales se pliegan a la necesidad imperante de capturar la atención juvenil, favoreciendo lo efímero y trivial, e incluso lo falso. En medio de esta vorágine, es apremiante recordar que la cultura es la llave para empoderar a la juventud y contrarrestar la manipulación digital.

La etimología de «cultura» evoca el «cuidado de la tierra», pero ha evolucionado hacia «cultivo de la mente y del espíritu». En la actualidad, es imperativo abogar por la cultura como el desarrollo intelectual a través de disciplinas humanistas. Esto implica comprender la historia humana, el pensamiento, la dimensión social y la expresión creativa. A esta luz, la cultura fomenta el espíritu crítico al exponer a los jóvenes a diferentes perspectivas, desafiando sus creencias y valores. Como planteó Francis Bacon, el espíritu crítico exige duda, meditación y discernimiento, virtudes cultivadas por la esencia humanista de la cultura.

La cultura también nutre la tolerancia y el diálogo, ya que evita dogmas en favor de la búsqueda constante de la verdad. Nuccio Ordine observaba que solo quien ama la verdad la busca continuamente, promoviendo el diálogo auténtico y la apertura a la diversidad. Ejemplificando esto, la Orquesta West Eastern Divan reúne jóvenes músicos palestinos, árabes e israelíes, mostrando cómo la cultura puede unir a enemigos tradicionales bajo la universalidad de la música.

Más aún, la cultura amplía la comprensión del mundo, permitiendo a los jóvenes abrazar conocimientos y perspectivas variadas. Disciplinas como la literatura, la historia y la antropología enriquecen su visión del mundo, evitando la ceguera hacia la radicalización política al comprender el pasado totalitario. Y en una sociedad digital, donde los algoritmos influyen en las opiniones, la cultura emerge como el antídoto para empoderar y proteger a los jóvenes contra el adoctrinamiento.

Finalmente, la cultura es un igualador social, reduciendo la brecha entre jóvenes de distintas condiciones socioeconómicas. La experimentación artística cultiva habilidades como el pensamiento transversal, la creatividad y la introspección, ayudando a los jóvenes marginados a adaptarse y prosperar. Ante esto, promover la cultura entre los jóvenes es una prioridad que exige el apoyo unánime de entidades públicas, privadas y de la sociedad.

La misión histórica de la Obra Social de las entidades de dedicadas a la promoción de la cultura ha sido facilitar el acceso a la cultura de manera igualitaria, una inversión enriquecedora para las nuevas generaciones. En un mundo condicionado por la tecnología y la globalización, la cultura es la herramienta para empoderar a la juventud y protegerla de la manipulación digital. A través del pensamiento crítico, la tolerancia y la comprensión del mundo, es importante apostar y comprometernos por edificar una sociedad inclusiva y enriquecedora. La responsabilidad de instituciones y sociedad es asegurar que la cultura sea accesible y enriquecedora para todos los jóvenes, permitiendo que florezcan como ciudadanos del mundo, críticos, empáticos y comprometidos con el progreso social. En última instancia, es a través de la cultura que la juventud puede reclamar su lugar en esta era digital, forjando un futuro prometedor.