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Asilo de ancianos necesita ayuda y atención inmediata

CON PRECAUCIÓN

Asilo de ancianos necesita ayuda y atención inmediata

Por Sergio Mejía Cano

El otrora hospital San Vicente que durante muchos años ofreció servicios médicos de calidad, según quienes necesitaron de sus servicios, se convirtió hace algún tiempo en un albergue al que se le llegó a denominar como “Casa del migrante”, al que acudían algunos tepiqueños a llevar ropa y alimentos de diversos tipos como una ayuda para los ahí asistidos. Sin embargo, hoy en día dicho albergue ha cerrado sus puertas, en donde en la principal de ellas está un letrero que dice: “cerrado por remodelación”.

Sin embargo, al parecer de remodelación no hay avance a la vista, pues no se mira que le están haciendo algo por fuera ni por dentro, pues al pasar por ahí, en el cruce de las calles Vicente Guerrero y Padre Mejía (antes Ures), en pleno centro de la capital nayarita, se ve desolado este inmueble.

Al comentar lo anterior con un conocido, me comenta que ya tiene tiempo que cerraron dicho albergue que no se sabe ni por qué. Al indagar un poco más, cierta persona comentó que al parecer ya no hubo apoyos para su manutención ni recursos de ningún tipo y que, además, se habían detectado asistidos que no eran migrantes, sino habitantes del mismo Tepic y de otros municipios que, al ver la facilidad de comer y dormir gratis, se decían migrantes para que los dejaran entrar.

La persona que comentó lo anterior, señaló que posiblemente desaparezca para siempre este albergue porque a la mejor ya no se encuentra a alguien que se quiera hacer cargo de lo que esto significa o no exista ya algún buen samaritano que de su peculio lo llegara a mantener a pesar de no dejar ganancia alguna y si la hay, podría ser muy poca y más problemas y pesares que beneficios.

Y ya encarrerada, esta misma persona dijo que hay otro lugar también con riesgo de desaparecer, y es el Asilo de Ancianos Juan de Zelayeta, que está precisamente a una cuadra del albergue hoy cerrado, por la misma calle de Padre Mejía y Zaragoza, que si bien ha recibido apoyo del gobierno estatal, al parecer no ha sido suficiente, pues gasta más de lo que recibe por medio de donaciones y encima, de nueva cuenta se les está requiriendo el cobro del agua por parte del Sistema Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado (SIAPA), un cobro que, según se dio a conocer en abril de 2022, cuando después de una conferencia de prensa que dio Sor Susana, la encargada de este asilo, de que les estaban requiriendo el cobro de más de 15 mil pesos so pena de cortarles el suministro de agua o tomar otras medidas precautorias en contra del asilo.

Y hoy en día, en la zona en donde se encuentra este asilo, ya tiene mucho tiempo sin que caiga agua a las tuberías con la normalidad de antes, por lo que la dirección del asilo se ha visto en la necesidad de encargar pipas con agua para su abastecimiento; pero el cobro de las mismas se les hace muy pesado, por lo que ya han hecho varios llamados a la presidencia municipal para que de algún modo apoye al asilo en esta cuestión del agua y el cobro de las pipas que tienen que mandar traer constantemente debido a que por el momento cuenta con 54 adultos de la tercera edad entre mujeres y varones, por lo que al agua es esencial no nada más por ser un líquido vital, sino porque se tiene que lavar la ropa de los asilados, así como los tendidos de las camas que, se ensucian rápidamente también debido a que en muchas de las ocasiones escasean los pañales para adulto y pues ni modo, se ensucian sábanas y cobijas y a veces hasta las almohadas.

Comenta esta persona que pidió se reservara su nombre, que está al tanto de todo esto porque alguna vez tuvo una conocida como asilada a quien visitaba frecuentemente, por lo que se hizo amida de la Madre Superiora Son Susana, quien le ha comentado que tiene personal que les ayuda a hacer el aseo del asilo bajo nómina y además, al faltar personal los mismos varones mayores ahí asilados y que pueden ayudar, se acomiden a colaborar para bañar y cambiar a otros adultos mayores, así como a subirlos a sus sillas de ruedas y a darles de comer en la boca a quienes ya no pueden levantar y llevarse a la boca la cuchara.

Comenta que Sor Susana le dijo que recientemente quedaban cinco religiosas a cargo del asilo, pero que una de ellas ya tiene dificultades para caminar por lo que usa más su silla de ruedas, y otra más, debido a su avanzada edad se retiró a su natal Chihuahua, así que ya nada más quedan tres activas que hacen hasta lo imposible a veces para que no decaiga aún más el mantenimiento de este asilo de ancianos.

Sea pues. Vale.

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