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ASPIRACIONES Y VIDA DEMOCRÁTICA 

ASPIRACIONES Y VIDA DEMOCRÁTICA 

Por Juan Alonso Romero 

LAS ASPIRACIONES 

El ojo experto de los analistas y de los medios, están observado la existencia de aspirantes y aspiraciones. Eso es lo normal en la vida personal, familiar y social. Todo mundo que nace, es un potencial aspiracionista toda su vida. Esta actitud natural, no es para nada extraña y mucho menos criticable. Está en la esencia humana el pensar y actuar para mejorar. Digamos pues que es una constante en la vida normal en el individuo, la familia y en la sociedad. 

Todo mundo busca una mejor manera de vivir sí, porque siempre aspirará a vivir mejor. A tener calidad de vida. En la ciudad, la montaña, en la planicie y en las costas. En la vida social, económica, religiosa, de la milicia, en la fábrica, en la empresa, en todos lados. 

Buscando tener calidad en la educación en todos sus niveles. Como es también la aspiración de ofrecerla, por parte de todos los gobiernos democráticos del mundo, para lograr un país mejor. Es también a lo que están obligados igualmente todos los países adheridos a la ONU y a la UNESCO. Este último organismo que incluso México ha presidido en su sede de París. Lo hizo el escritor y poeta Jaime Torres Bodet, secretario de Educación de este país. 

Con calidad en la salud. Teniendo hospitales, médicos, especialistas, aparatos, laboratorios y medicina de primer mundo. Con tecnología de punta y buenas instalaciones. Tanto en el medio urbano, como en el rural. Es la aspiración de todos los pueblos, la mejora continua en sus sistemas de salud pública. 

Seguridad de calidad. Con cero tolerancias a la corrupción, impunidad y al delito. Con Estado de Derecho pleno, que ponga a disposición de la justicia a todo violador de la ley. Eliminando a todos los grupos del crinen organizado, que existen en México en diferentes modalidades. 

Justicia de calidad. Los hombres en la historia de la humanidad han ido a la guerra por restablecer el Estado de Derecho en su tierra, para que prive la justicia. Eliminando las decisiones unipersonales y discrecionales de quienes gobiernan o las injerencias extranjeras, que ponen en peligro las libertades. Justicia de equidad de género, pero también de darle seguridades en las áreas públicas y privadas a los ciudadanos.  

Sin intervención de los gobiernos en la vida privada de los ciudadanos. 

Ni en sus actividades empresariales, religiosas, políticas o empresariales. 

Con autoridades autónomas que permitan la existencia de gobiernos abiertos, modernos y democráticos, como está signado en la Carta de la ONU. Con división clara y respetada por todo mundo de sus tres poderes: legislativo, ejecutivo y judicial. 

Donde todo mundo tenga acceso abierto a la información oficial. Respetando los datos oficiales reales. Sin que ningún funcionario cometa el atrevimiento de alterarlos. 

Teniendo transparencia y rendición de cuentas en todo acto de gobierno. Donde se respeten los datos oficiales y los privados que se hayan generado y comprobado. 

Auditoría legal y ciudadana. Para que todo funcionario público sin excepción, rinda cuentas de su responsabilidad.

ESTADO DE DERECHO 

En el mundo político es indispensable para su ejercicio real, que prive el Estado de Derecho. Donde el funcionario cumpla de arriba para abajo, el juramento que hizo al tomar posesión. “Cumplir y hacer cumplir a la Constitución y a las Leyes que de ella emanan. Mirando en todo por el bien de la Nación”.  Lo cual comprende: gobierno federal, estatal y municipal, es decir, todo. Pero todo sin excepción. 

MÁS CLARO 

Que el funcionario público haga solamente, lo que la Ley exactamente le autoriza. 

En cambio, el ciudadano, pueda hacer todo, todo, menos lo que la Ley expresamente le prohíba. 

De esa manera, se evitan daños, abusos, discrecionalidades y ofensas a la moral pública, a las buenas costumbres, al individuo y a la sociedad.  

Eliminando que el funcionario público interprete y aplique a la Ley a su manera. No, en México para eso está la Suprema Corte de Justicia de la Nación y sus Tribunales. E igualmente los Tribunales que, de acuerdo con la Constitución, existen en todos los estados de la República. 

LA MORAL 

Existe, aunque no lo queramos reconocer, una moral para la vida pública. La han analizado tratadistas e incluso estadistas. Lo hizo Benito Juárez. Al establecer que el funcionario público debería de vivir solamente de los estipendios que legalmente se le proporcionan por su cargo. Es decir, vivir en la justa medianía. Respetando a las instituciones y a la hacienda pública. Sin usarlas a su favor. Sin ver como de su propiedad a los bienes de los particulares, ni a la hacienda pública. 

También hay una moral sancionada por la sociedad. Que son las reglas que norman la conducta de los individuos que viven dentro de ella, sea en el campo o en la ciudad. La que aplica en principio a los famosos 10 mandamientos de la Ley Mosaica o de Moisés. Además, actualizándolos con normas donde el comportamiento del individuo no ofenda a otro individuo, a las familias o a la sociedad. Esa moral se le aplica sin excepción a todos los servidores públicos. 

EL CIVISMO 

Esto fue en otro tiempo, parte de la enseñanza del civismo en las escuelas primarias y secundarias.  

Donde se guiaba al niño, para que conociera valores fundamentales como el respeto, la responsabilidad, el deber, el honor, el cuidado de sí mismo y de los otros. El amor y respeto a los padres, a la familia, a todo tipo de vida y el cuidado de su presencia personal, de su higiene y la de su entorno. El buen trato con sus compañeras y compañeros, a sus maestras y maestros. El respeto a los mayores y el cuidado de tener un comportamiento respetuoso con todo mundo. 

Con la buena costumbre de dar las gracias, saludar y ser obediente con los padres y abuelos.  

Teniendo respeto y veneración por la patria representada en la bandera y en su escudo nacional. Conociendo y entonando el himno nacional al rendirle honores cada lunes antes de entrar a clases a la bandera. 

EN LAS DEMOCRACIAS 

En las democracias todo mundo debe de estar informado, que toda obra estatal, federal o municipal, es producto de nuestros impuestos. Que los gobiernos sean del partido que sean, son solamente los representantes transitorios de un mandato determinado. Reconociendo desde luego a quienes son buenas o buenos funcionarios o representantes populares en la cabeza del poder ejecutivo o en el legislativo. Con reconocimiento a quienes se desempeñan honestamente en el poder judicial.  

Que, de nuestros impuestos y su ejercicio honesto y conveniente, vienen las mejoras de los individuos y de las familias que viven en sociedad. Donde los municipios deban de cumplir con el Artículo 115 Constitucional, de proporcionar los servicios públicos municipales: seguridad, aseo público, alumbrado público, panteones, parques y jardines, drenaje y alcantarillado, agua potable, buenas calles y protección civil para las emergencias y posibles desastres. Eliminando el favorecer a sus familiares civiles o consanguíneos, que se tipifica como nepotismo. 

Pero también es parte de las democracias la tolerancia a la libre expresión, manifestación y publicación de las ideas. Al respeto pleno a los partidos políticos, a la sociedad civil y a sus organizaciones. A la libre asociación en empresas, religiones, sindicatos o en actividades sociales o deportivas.  

Vivir en democracia lo expresó así con precisión Emmanuel Kant, que si al hombre se le preguntara donde quería vivir, seguramente el contestaría, que sería aquel lugar donde su opinión fuera tomada en cuenta.  

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