Una vida tranquila después de incursionar en la política
CON PRECAUCIÓN
Por Sergio Mejía Cano
El señor Rigoberto Ochoa Zaragoza, quien gobernó el estado de Nayarit de 1993 a 1999, compartió el pan y la sal con la Unión de Columnistas y Articulistas de Nayarit (UCAN), que preside el licenciado Ezequiel Parra Altamirano, en un desayuno de trabajo en conocido hotel al sur-poniente de la capital nayarita, en donde expuso una gran semblanza de lo que ha sido su vida activa desde sus años de juventud.
Comentó el señor Ochoa Zaragoza que a principios de los años 50 del siglo pasado inició su vida laboral activa en lo que fuera el Ferrocarril del Pacífico (FCP), en las ramas de vía y estructuras, para después pasar a la de talleres, por lo que, siendo originario de Etzatlán, Jalisco, tuvo que viajar a diversas partes de la línea ferroviaria hasta que llegó a Tepic en donde le gusto, así que se estableció en la capital nayarita esperando ascender a la rama de trenes o locomotoras que era la que más le llamaba la atención; sin embargo, llegó la huelga en los años 58 y 59 por lo que quedó fuera del servicio ferroviario, así que, al quedar sin trabajo se dio a la tarea de buscarle por otro lado, encontrando acomodo en una de las empresas tabacalera que, en ese entonces tenía mucho auge en el estado de Nayarit.
Cuando le llegó el aviso de que los ferrocarrileros que habían quedado fuera del servido con motivo de la huelga, él ya estaba bien posicionado como engrasador en la empresa tabacalera, por lo que le comentó a su supervisor de este aviso diciéndole que la oportunidad de volver a las filas ferroviarias le haría ganar más dinero; aunque tendría que volver a viajar por la línea ferroviaria. Sin embargo, ese supervisor le dijo que quedándose en la planta tabacalera podría ganar aún más, por lo que le dijo que esperara un poco de tiempo; así que al esperarse le promovió a jefe de mantenimiento y con mejor salario, por lo que vio la oportunidad de un mejor nivel de vida, dejando atrás su vida como trabajador ferroviario.
Así que, al permanecer en la empresa tabacalera vio la oportunidad de su vida ya sin tener que viajar a otras partes del país como lo hacía en el ferrocarril y, además, porque le llamó la atención el que era mejor estar en un solo lugar y más, porque su vida privada comenzó a dar frutos.
Comenta don Rigoberto Ochoa Zaragoza que, en un principio, cuando comenzó a participar en las asambleas sindicales de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), no tenía en buena estima al líder sindical de aquel entonces, Emilia González Parra, por considerarlo uno más de los charros sindicales vende huelgas y por trabajar nada más para sus propios intereses; pero con el tiempo y al conocerlo más a fondo y tratarlo en forma personal se comenzó a dar cuenta de la gran calidad humanista de don Emilio González Parra y más, cuando comprendió que la lucha de don Emilio, era en beneficio de la clase trabajadora.
Y a pesar de que en aquel entonces, don Rigoberto no se consideraba como un sindicalista, sino nada más como un sindicalizado, porque tuvo que haberse afiliado a la CTM por motivos laborales, poco a poco le comenzó a tomar sabor al hecho de hablar por la lucha de la clase trabajadora; sin embargo, hubo quienes lo catalogaron en aquel entonces como un sinarquista más, adversarios a los que calmó don Emilio González Parra diciéndoles que Ochoa Zaragoza era un diamante el que se puliría poco a poco con el andar del tiempo; y esto, debido a que en una asamblea sindical cuando le tocó hacer uso de la palabra, había pronunciado frases muy cotidianas en las luchas sindicales como defender a la clase trabajadora hasta derramando sangre y a como diera lugar, etcétera. Y si bien estas palabras habían asustado en cierta forma a los cercanos a don Emilio, fue por lo que los calmó diciéndoles que había que pulirlo y, aunado a este hecho, fue que le obsequió un libro muy grueso que aún conserva y que se llama “Diario de la organización obrera durante los 365 días de la guerra”, en donde destacan los discursos de Vicente Lombardo Tolerano, discursos que en gran parte le hicieron comprender la lucha obrera.
A pregunta expresa de uno de los integrantes de la UCAN, Ochoa Zaragoza dijo que después de haber culminado su mandato como gobernador de Nayarit, prácticamente dejó de incursionar en temas políticos; que después de esto, se ha dedicado a alternar con sus amistades sin meterse en asuntos de índole política, pues más bien se ha dedicado a vivir disfrutando de sus amistades y desde luego, de su vida familiar.
Sea pues. Vale.
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